El presidente de EE.UU. ha conseguido dejar una huella importante en las relaciones internacionales de su país, que condicionará en parte la hoja de ruta de Joe Biden en la Casa Blanca
Llegó a la Casa Blanca defendiendo un mayor aislamiento de Estados Unidos en la escena internacional, pero lo cierto es que Donald J. Trump ha tenido una frenética actividad en el plano internacional. Aparte de su guerra comercial con China y su histórica visita a Corea del Norte, el presidente saliente ha colocado el cambio democrático en Cuba y Venezuela como una prioridad absoluta en Washington y ha apoyado sin ningún reparo a Israel en sus largas disputas con los palestinos y los vecinos árabes.
El primer presidente que aplicó íntegro el embargo a Cuba
Hay presentadas 26 demadas a empresas de todo el mundo por sus negocios en la isla. Cuando Donald Trump abandone la Casa Blanca lo hará como el primer presidente en la historia de Estados Unidos que se atrevió a aplicar íntegramente el embargo al régimen comunista en Cuba. Desde que en 1996 quedara vigente la ley del embargo, todos los presidentes antes de Trump, desde Bill Clinton hasta Barack Obama, suspendieron los títulos III y IV de esa ley, los que permiten entre otras cosas demandar en cortes norteamericanas a empresas extranjeras por explotar por beneficio económico propiedades confiscadas por el castrismo en la isla. Durante años, era una parte impensable del embargo, una ofensa al libre mercado, una penalización drástica que acabaría perjudicando no sólo a empresas españolas como Meliá o Iberia, sino también a estadounidenses.
A Trump no le importó. Como no le importó aplicar un embargo íntegro sobre el crudo venezolano, que le ha hecho mucho daño a empresas estadounidenses como Chevron. Para el presidente, según dijo él mismo en varias ocasiones, era más importante la lucha contra los regímenes comunistas de lo que su gobierno bautizó como «la troica de la tiranía», el eje entre Venezuela, Cuba y Nicaragua.
Según dijo el propio presidente en un acto en la Casa Blanca unos días antes de perder las elecciones: «Mi Administración apoya a los ciudadanos de Cuba, Nicaragua y Venezuela en su lucha por la libertad. Y trabajamos por ver el día en que este se convierta en un continente completamente libre. Y lo tendremos. Lo tendremos. Va a suceder».
El convencimiento de Trump y su equipo es que al firmar un acuerdo diplomático que dio paso al deshielo con La Habana, el gobierno de Barack Obama y Joe Biden le dio un oxígeno al castrismo que le sirvió para incrementar sus injerencias en Venezuela, cuyo aparato de seguridad está completamente intervenido por miles de funcionarios cubanos.
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