Llega Venezuela a diciembre arrastrándose y codeándose entre las adversidades. El último mes de este año enfermo y pandémico revela la disonancia cognitiva nacional, esa ya descrita por el escritor José Rafael Pocaterra en su famoso cuento “De cómo Panchito Mandefuá cenó con el niño Jesús”, una “fea e insignificante” historia —en sus palabras— dedicada a la suntuosa élite criolla, atiborrada de vicios y lujos y, sobretodo, de ceguera ante la miseria exacerbada.
Así, Caracas encierra dentro de sí varias formas de vida en permanente tensión dialéctica. Riqueza y miseria, desigualdad inédita en el país, una brecha que parece abismo. El contraste inevitable surge en lo más insólito, en el asqueroso río Guaire adornado con bellas luces navideñas durante un año completo mientras pueblos enteros permanecen sin electricidad, en los altísimos precios de los bienes y los bajísimos salarios, en el Estado que asoma la cabeza solo para silenciar a la disidencia política mientras deja hacer (laissez-faire) a la economía.
Y es Caracas también el escenario indeseado de macro eventos que se solapan unos a otros. Elecciones y Navidad, dirían los cínicos que este año tienen en común la falsedad, y los optimistas que a los comicios y las fiestas los une la fe y la esperanza.
El este
El consumismo navideño hace campaña junto a los candidatos para la Asamblea Nacional en la calle principal de Las Mercedes, en el municipio Baruta al este de Caracas. Los carteles de Joy Arte y Decoración cuelgan de cada poste y hacen sombra a la cruzada de los futuros diputados copeyanos y de otros partidos. Joy Arte y Decoración también corona, solo por debajo de Cinex —actualmente cerrado—, la punta del Tolón Fashion Mall.
Las puertas del centro comercial están custodiadas por dos cascanueces de bronce y un diminuto (en comparación) guardia de seguridad, al que se le confirió el que todos dentro del establecimiento carezcan de fiebre y tengan las manos enchumbadas de gel antibacterial. Ya los pasillos han sido debidamente adornados, con árboles navideños en cada piso.
En el segundo nivel, la tienda Joy Arte y Decoración exhibe una amplia gama de productos navideños amuñuñados en sus anaqueles. Un leve, casi imperceptible ritmo musical decembrino adorna la visita de los consumidores. Dice una de las vendedoras, que prefirió no identificarse de nombre y apellido, que los cojines, cascanueces, renos y los adornos de tendencia candy —decorados con motivo de dulces y con paletas de colores pasteles, diferentes a los clásicos rojo y verde— han “volado”.
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