Una nueva ola de secuestros cobra auge en Venezuela en estos días de fin de año, y lo más perturbador es que en varios de los casos los delitos son ejecutados por policías o militares, advierten los expertos. También recuerdan algunas recomendaciones para no ser la próxima víctima.
Una ráfaga de secuestros ocurre este último trimestre de 2020 en Venezuela. Especialistas coinciden en atribuirla al fin del encierro impuesto por el coronavirus, y a la ausencia del Estado en grandes y pequeñas ciudades. Además se debe a la participación cada vez más alarmante de los propios policías como autores de varios tipos de delitos.
La reciente confirmación del secuestro y asesinato del hermano menor de la actriz y ex Miss Universo Alicia Machado ha puesto otra vez los focos internacionales sobre un drama silenciosos y perturbador que sufren los venezolanos.
El 4 de noviembre de 2020 en horas de la mañana, un vehículo modelo Corolla, marca Toyota de color blanco, esperaba afuera de una residencia, en la avenida Arístides Calvani, en la urbanización Los Chorros del municipio Sucre del estado Miranda, este de Caracas. Entonces una camioneta modelo Explorer, marca Ford, de color gris oscuro se estacionó a su lado. De ella bajaron cuatro sujetos encapuchados, vestidos casi todos de negro, con chalecos antiproyectiles y armas en las manos. Además una persona quedó dentro del vehículo para luego emprender la fuga.
Con pistolas en mano amedrentaron al hombre que estaba en el carro blanco. La víctima abrió la puerta, descendió del vehículo y a continuación lo montaron a empujones dentro de la camioneta. Así comenzó este secuestro en la Gran Caracas, y como este muchos otros en la capital venezolana. Las imágenes quedaron grabadas en cámaras de seguridad en la cuadra. Los chorros, con sus antiguas quintas y calles estrechas es desde hace tiempo un escenario predilecto para los secuestradores.
Delincuentes habituales
De inmediato las hipótesis de los investigadores apuntaron hacia las zonas del 23 de Enero, Cota 905, en el oeste de Caracas y El Valle, en el sur. En esas barriadas se “enconchan” (esconden) las principales bandas dedicadas a cometer este tipo de delitos, según fuentes policiales.
La forma de actuar de los secuestradores no pareció la más prolija, según comentan algunos criminalistas consultados. Se bajaron cuatro del vehículo, se amontonaron frente al carro donde estaba la víctima, inclusive, no parecieron ser policías, precisamente por esta forma de actuar tan imprecisa.
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