Brasil, Bolivia, Colombia y Venezuela deben prestar particular atención a su Área Natural Protegida y Territorios Indígenas amazónicos de Amazonia, pues presentan un aparente debilitamiento a partir de 2015 en la medida que la deforestación, la minería ilegal y los incendios se hacen más comunes dentro de sus linderos.
El avance de las actividades extractivas, los proyectos de infraestructura, así como los incendios, la deforestación y la pérdida de carbono indican que la Amazonia está mucho más amenazada que hace ocho años. El nuevo Atlas Amazonia Bajo Presión de la Red Amazónica de Información Socioambiental Georreferenciada (Raisg) fue lanzado el 8 de diciembre y toma una radiografía de las principales amenazas al bosque tropical más grande del mundo y el avance de su deterioro. La buena noticia es que los territorios indígenas y las áreas naturales protegidas siguen siendo un escudo contra la devastación.
Según el Atlas, 7% del territorio amazónico está bajo presión “muy alta” y 26%, “alta”. Las áreas de mayor presión se ubican en las regiones periféricas del bioma, en áreas montañosas y piamontesas ubicadas en la Amazonia Occidental, especialmente en Ecuador, en el norte de Venezuela y en el sur de la Amazonia brasilera. La información generada en este Atlas puede facilitar su manejo a través de políticas públicas integrales que tomen en cuenta la conectividad ambiental y climática de todo el territorio, conectividad que trasciende las fronteras de los países que la contienen.
Esta es la primera vez, desde 2012, que la Raisg ha decidido reunir todos sus grupos técnicos para trabajar en un retrato completo de la situación de la Amazonia. El Atlas ahora se actualiza tras el trabajo de diez grupos técnicos que han generado 23 mapas que muestran la situación en toda la región, aparte de decenas de gráficos y cuadros informativos que facilitan la comprensión de la complejidad socioambiental de la región, sus conflictos, presiones, amenazas, así como su importancia para Suramérica y el planeta.
La ONG ambientalista Provita y el Grupo de Trabajo Socioambiental de la Amazonia «Wataniba» son los representantes venezolanos en la Raisg.
La deforestación
A pesar de que 2003 sigue siendo el peor año para los bosques de la Amazonia desde 2000, con una pérdida total de 49.240 km2, la deforestación se ha acelerado a partir de 2012, después de haber alcanzado un mínimo en 2010 (17.674 km2). La superficie que se pierde cada año se ha triplicado entre 2015 y 2018. Solo durante 2018 se deforestaron 31.269 km2 en toda la Amazonia, la mayor deforestación anual desde ese máximo de 2003.
Entre 2000 y 2018, el avance de la deforestación en la región amazónica acumuló la pérdida de 513.016 km2 de bosque nativo, un territorio equivalente a la superficie de España, 8% de la superficie total de 6.3 millones de km2 de bosque que existía en 2000.
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