El Congreso chileno dio el primer paso para habilitar que los enfermos terminales puedan poner fin a su vida con la asistencia de un profesional de la salud.
Es un hecho considerado histórico, ya que rompió el tabú que durante años rodeó al tema de la eutanasia en Chile. A pesar de que tradicionalmente los legisladores conservadores se opusieron firmemente a la sola idea de debatir el asunto, en esta ocasión, la propuesta fue apoyada por once parlamentarios de la fuerza oficialista de Sebastián Piñera, lo que facilitó que la legislación se aprobara en la Cámara baja con 79 votos a favor, 54 en contra y cinco abstenciones
El proyecto fue informado por el diputado del Partido Liberal (PL) Vlado Mirosevic y define que solamente en el caso que una persona haya sido diagnosticada de un problema de salud grave e irremediable, tendría el derecho a decidir y solicitar asistencia médica para morir.
Las condiciones para acceder a la eutanasia
El texto describe que el paciente deberá haber sido diagnosticado de una enfermedad terminal, o cuando tenga una enfermedad o dolencia incurable, donde su situación médica provoque disminución avanzada e irreversible de sus capacidades. Además, si esta le ocasiona sufrimientos físicos persistentes e intolerables que no pueden ser aliviados en condiciones que se consideren aceptables. La idea también considera que este sufrimiento podrá ser de naturaleza psíquica.
Los requisitos para poder solicitar la asistencia médica para morir serán que dos médicos deberán diagnosticar la enfermedad o la dolencia, ser mayor de 18 años, estar consciente al momento de tomar la decisión y en pleno uso de sus facultades mentales, lo que deberá ser certificado por un especialista. Asimismo, se velará porque quienes se encuentren en un estado terminal o con dolor severo no oncológico, para que tengan derecho a recibir los cuidados paliativos tendientes a disminuirlos.
En la sesión que discutió la viabilidad del proyecto en la Cámara de Diputados intervino un gran número de parlamentarios quienes, por un lado, valoraron la posibilidad de incorporar en la legislación esta norma que apuntaría a garantizar el derecho a una vida digna y a la autonomía en la toma de las decisiones. Desde otro frente, hubo quienes criticaron la medida asegurando que es necesario potenciar aún más los cuidados paliativos y lograron que rechazar la posibilidad de que los menores de edad puedan acceder a la asistencia médica para morir.
El caso de Paula Díaz
El caso de Paula Díaz conmovió a Chile y al mundo. A sus 14 años, la joven sufría una rara enfermedad degenerativa que la dejó postrada en cama y con fuertes dolores. Su caso fue conocido tras enviar una serie de videos en los que pedía a la entonces Presidenta de Chile, Michelle Bachelet, concederle la eutanasia, petición que la Mandataria debió denegar por no ser legal en este país.
En el registro, la niña declaraba que su dolor era insoportable. “Solicito hablar urgente con la presidenta porque estoy cansada de vivir con esta enfermedad y ella me puede autorizar la inyección para quedarme dormida para siempre”, pidió a través del video que subió a su cuenta de Facebook.
Paula, finalmente murió en 2019. Sufrió y sin posibilidades de sobrevida. El cuestionamiento, hizo referencia a por qué Paula debió sufrir tanto tiempo, si desde la opinión médica su futuro estaba definido.
Tras la aprobación en general, lo que significa que el proyecto sigue curso legislativo hacia las comisiones y sala del Senado chileno, el congresista autor de la presentación, Vlado Mirosevic (PL) declaró que “cuando presentamos este proyecto, Chile era el país más conservador de América Latina, pero Chile ha cambiado muchísimo en estos años. Y este proyecto que se veía imposible, hoy día va a comenzar a consagrar las libertades más básicas”.
En el mundo son seis los países que han legalizado la eutanasia. España fue el último, y se unió a Holanda, Bélgica, Luxemburgo, Canadá y Nueva Zelanda. En América Latina, Colombia ha permitido la práctica en algunas ocasiones a partir de un fallo judicial, pero no ha podido reglamentarlo por ley aún. Chile, por lo tanto, podría ser el primer país de la región en tener a la eutanasia legalizada.
Para Armando Ortíz, del departamento de Bioética de la Universidad de Chile, el proyecto que se discute actualmente encuentra más conexiones con el modelo holandés. Según sus palabras, las cercanías entre ambos proyectos derivan de la vertiente “jurídica” desde la cual fueron presentados. Por otro lado, en ambos se estipula que el requisito es que la persona padezca de dolores insoportables o una enfermedad sin curación. No obstante, el especialista advierte que antes de realizar cualquier aproximación “primero se debe estudiar la realidad local”.
En términos de los tratamientos paliativos, Ortíz afirma que una buena alternativa es seguir el modelo de Bélgica, país en el que la eutanasia es legal desde el 2002. “El modelo belga incluye la eutanasia como parte de un cuidado paliativo, es decir, como una más de las herramientas. Lo que hace el modelo belga es integrar el derecho de las personas a poner fin a la vida al tratamiento en sí, lo que resulta interesante si vemos que aquí, parte de la discusión, es anteponer el tratamiento paliativo,” advierte.
El proyecto debe ser ahora revisado por el Senado. No será una instancia fácil, pero la discusión se abre a la opinión pública. De ser aprobada la ley por todas las instancias legislativas, quedará en manos del gobierno Piñera para su promulgación.
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