A pocas horas de la investidura de Joe Biden como presidente de Estados Unidos, aparecen muchos análisis sobre cómo abordará su política exterior en diversos temas complejos como el asunto iraní, la guerra comercial con China y las relaciones con Cuba y Venezuela.
El País de España vislumbra un cambio en los métodos de presión contra el régimen de Maduro y el gobierno de La Habana.
De acuerdo con la periodista María Antonia Sánchez Vallejo, Antony Blinken tendrá deberá asumir «varias trampas endemoniadas» que le dejará Mike Pompeo en la Secretaría de Estado: la inclusión de Cuba en la lista de países patrocinadores del terrorismo; la declaración de los rebeldes Huthis de Yemen como organización terrorista, el levantamiento de restricciones a los contactos con Taiwán y el papel indubitado -según Pompeo, pues no hay pruebas al respecto- de Irán como base de operaciones de Al Qaeda.
Adelanta que tanto Blinken como Jake Sullivan, consejero de Seguridad Nacional de Biden, defienden una mayor dureza hacia China, pero están conscientes sobre el desgaste que esto significa en tiempos de pandemia.
La comunicadora vaticina que las relaciones con la Unión Europea mejorarán, así como con la OTAN tras «cuatro años de presión o extorsión de Trump al exigir un incremento del gasto en defensa».
Sobre las relaciones con latinoamérica, tal parece que el «ánimo conciliador con Irán no tendrá su equivalente en las relaciones con Venezuela o Cuba, pues Sullivan defiende forzar diplomáticamente el desalojo de Nicolás Maduro y una renovada presión sobre La Habana para aislar al líder chavista. Para con el resto de aliados de Maduro (China y Rusia), se espera también una vuelta de tuerca para enajenar sus intereses de las necesidades de Caracas».
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