Kamala Harris romperá uno de los techos de cristal más altos este miércoles cuando preste juramento como la primera vicepresidenta de Estados Unidos, marcando el camino de la Casa Blanca más diversa de la historia.
Como compañera de fórmula del presidente electo, Joe Biden, ayudó a poner fin al turbulento gobierno de Donald Trump. Durante la campaña, Harris lo enfrentó por su manejo caótico de la pandemia, los disturbios por la injusticia racial y sus duras medidas contra la inmigración.
Harris, de 56 años, entra a la Casa Blanca tras haber recorrido un camino único. Fue la primera mujer afro en ser elegida fiscal general en California y la primera mujer de ascendencia del sur de Asia en el Senado.
Como vicepresidenta, estará a un paso de liderar Estados Unidos. Dado que se espera que Biden, de 78 años, sólo cumpla un mandato, Harris estaría en una posición privilegiada para ganar la nominación a la presidencia del Partido Demócrata cuatro años después.
«Aunque sea la primera mujer en el cargo, no seré la última», dijo Harris en un discurso el 7 de noviembre, el primero después de que las cadenas estadounidenses proyectaran a Biden y Harris como los ganadores sobre Trump y el vicepresidente Mike Pence.
Trump impugnó amargamente los resultados afirmando sin pruebas que los demócratas sólo ganaron debido a un fraude electoral masivo. Durante la campaña, el mandatario atacó a Harris.
De hecho, la calificó de «monstruo» después de su debate vicepresidencial de octubre con Pence. Cuando los periodistas le preguntaron al respecto, Harris cortó bruscamente al presidente: «No hago comentarios sobre sus declaraciones infantiles».
Si bien Harris respondió ferozmente durante la campaña, en los últimos dos meses giró hacia los planes que ella y Biden han ido revelando para ayudar a las familias en dificultades y arreglar una economía tambaleante.
«Los primeros 100 días de la administración Biden-Harris se centrarán en conseguir el control de esta pandemia, asegurando que las vacunas se distribuyan de forma equitativa y gratuita para todos», declaró el martes de la semana pasada.
Decisiva
Mientras que el trabajo del vicepresidente es a menudo visto como ceremonial,
Harris también tendrá un poderoso papel decisivo en el Senado de Estados Unidos.
Gracias a las dos sorprendentes victorias demócratas en la segunda vuelta este mes en el estado Georgia, el Senado estará dividido en partes iguales: 50 demócratas y 50 republicanos.
Eso significa que Harris puede pasar un tiempo considerable en el Capitolio actuando como el voto decisivo sobre distintos temas importantes, desde los nominados judiciales hasta el plan de estímulo de 1,9 billones de dólares de Biden.
Los dos padres de Harris son inmigrantes. Su padre llegó a Estados Unidos desde Jamaica y su madre, ya fallecida, desde India. Sus vidas quedaron marcadas por la narrativa del «sueño americano».
Harris nació el 20 de octubre de 1964 en Oakland, California, que entonces era un foco de activismo por los derechos civiles y en contra de la guerra.
Se graduó en la Universidad de Howard, en Washington, un ícono de la cultura negra en Estados Unidos, y ese fue el comienzo de una carrera fulgurante como fiscal, que la llevó a ser elegida dos veces como fiscal de distrito en San Francisco y luego fiscal general de California en 2010.
Pero su discurso de que fue una «fiscal progresista» ha sido cuestionado por críticos que señalan que peleó por mantener condenas injustas y se opuso a reformas en California, como una ley que instaba al fiscal general a investigar los tiroteos en los que estuviera involucrada la policía.
Sin embargo, su trabajo fue clave para reunir una base y tener resonancia para lanzar una candidatura exitosa para llegar al Senado en la campaña de 2016, convirtiéndose en la segunda mujer afro en ser elegida para la Cámara Alta.
Su gestión como fiscal general le permitió acercarse a Beau Biden, el hijo fallecido del exvicepresidente, quién tenía el mismo cargo que ella en Delaware y murió de cáncer en 2015.
«Yo sé cuánto Beau respetaba a Kamala y su trabajo, y, para ser honesto con ustedes, eso pesó en mi decisión (de elegirla)», indicó Biden durante su primera comparecencia con Harris como compañeros de fórmula.
«Estoy hablando»
Harris es carismática y puede pasar rápidamente de su cálida sonrisa al estilo inquisidor de fiscal que la hizo famosa. Los extractos de sus cuestionamientos en 2017 al entonces fiscal general, Jeff Sessions, durante una audiencia en el Senado sobre Rusia se hicieron virales.
Harris también chocó con Biden durante el primer debate entre precandidatos demócratas por la oposición del entonces senador a un programa de la década de 1970 de incorporar a niños de minorías a escuelas mayoritariamente blancas para luchar contra la segregación.
«Había un niña en California que era parte de la segunda clase en ser integrada en una escuela pública y era llevada en el bus a esa escuela cada día», dijo Harris en referencia al transporte de los niños a los barrios de las escuelas blancas. «Y esa niña era yo», agregó la exsenadora.
Durante su único debate contra el vicepresidente Mike Pence, Harris levantó su mano mientras él trataba de interrumpirla. «Señor vicepresidente, estoy hablando, soy yo la que está hablando«, le espetó a Pence, logrando silenciarlo.
A Biden también le sirve su imagen de mujer moderna. Harris no tiene hijos biológicos, pero reclama su papel de madre de los hijos de su pareja, el abogado Douglas Emhoff, quien también participó activamente en la campaña presidencial.
Emhoff se convertirá en el primer «segundo caballero» de Estados Unidos y en el primer cónyuge judío de un vicepresidente de Estados Unidos.
Si quieres recibir en tu celular esta y otras informaciones descarga Telegram, ingresa al link https://t.me/albertorodnews y dale click a +Unirme.