Recientemente una dama fue víctima de la ira desenfrenada de su ex marido. Tras una discusión por el cuidado de la menor de sus hijas, este hombre, sin mediar palabras, atacó a puño limpio la humanidad de esta mujer, cuya estatura no supera el metro sesenta centímetros.
Fabiola Barrera | La Prensa Táchira.
Y es que más que golpeada físicamente, sus golpes emocionales eran evidentes. Con la mirada algo dispersa y con una voz tenue, narró cómo fue que este hombre, con quien compartió varios años de su vida, atentó contra su humanidad.
«Nosotros estamos separados y a él le tocaba cuidar esta semana a la niña, pero ella se enfermó, por lo que me la fue a llevar, pero yo le dije que también me sentía mal y que si estaba conmigo se podía poner peor. No le gustó cuando le toqué el hombro y se me fue encima y me golpeó muchas veces en la cabeza con el puño cerrado. Cuando me vio ensangrentada salió corriendo de la casa. Yo me fui detrás de él, pero no pude seguirlo porque me desmayé», dijo la dama.
Tras mostrar su ojo izquierdo, no queda duda de la saña con la que este hombre la atacó. Sin posibilidad de abrirlo y con un corte que ameritó suturas, la mujer espera que se haga justicia.
Este es uno de los muchos ejemplos de casos en los que las mujeres son víctimas de maltratos físicos por parte de parejas o de quienes en algún momento compartieron sus vidas con ellas, bien sea en la crianza o de alguna forma. Unas, por miedo, no denuncian y son las que más peligro corren, pues siempre son presa del maltratador.
La abogada Beatriz Salas, directora de la organización Proyecto 860 y miembro del observatorio de violencia de género, indicó que el 2020 fue un año violento no solo en el estado, sino en todo el territorio nacional, ya que solo en ese año, hubo 217 femicidios aproximadamente. «Es una cifra muy alta que se corresponden con las cifras de Suramérica, que son los países con mayor violencia de género a nivel mundial».
En el Táchira, el año pasado se registraron siete femicidios y más de diez mil solicitudes por investigación en casos de violencia de mujeres adultas y niñas.
Ya en enero, la cuenta iba por cuatro femicidios en el país, siendo el Táchira uno de los estados que ya había registrado la muerte violenta de una adolescente a manos de su padrastro en Ureña. «El victimario dejó una nota donde culpaba a la madre por haber permitido que este hecho ocurriera».
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