Los conductores de ambulancias en Nápoles (Italia) exigen protección policial, pues temen por sus vidas luego de que mafiosos de la Camorra les prohibieran usar sirenas y luces intermitentes porque así interrumpen su negocio y molestan a los traficantes de drogas, que pueden confundir la llegada de los médicos con la de la Policía y quedarse sin clientes, que se asustan y se van.
El último ataque de la mafia por tal motivo tuvo lugar la noche del pasado sábado, cuando una ambulancia iba por el barrio español de la ciudad con las sirenas puestas y de repente fue flanqueada por dos hombres en moto que golpearon la ventana del vehículo. «¿Te diste cuenta de que aquí no debes usar las sirenas? Apágalas o te disparo», dijo uno de los hombres.
El conductor, asustado, alertó inmediatamente a la Policía, mientras que todo el equipo médico se convirtió en un «rehén del barrio, sin poder moverse» porque los agresores patrullaban la zona sin cesar, según denunció en Facebook el grupo Nessuno Tocchi Ippocrate (nadie toque a Hipócrates), que lucha contra la violencia que afrontan los trabajadores sanitarios. Cuando finalmente llegó la Policía, el personal de la ambulancia fue literalmente escoltado fuera del barrio.
La mafia ha prohibido a los médicos usar sirenas en ciertos barrios de Nápoles, como Sanità, Traiano o los Quartieri Spagnoli. El diputado Alessandro Amitrano, del Movimiento 5 Estrellas, calificó a la mafia como una «lacra que pone en serio peligro el futuro de la ciudad» y señaló que la denuncia de Nessuno Tocchi Ippocrate es un testimonio dramático de que «la lucha contra la Camorra debe ser considerada una prioridad nacional absoluta», cita sus palabras La Repubblica.
La agresión contra los trabajadores sanitarios en Nápoles no siempre proviene de la mafia. A menudo son familiares de los pacientes quienes embisten contra sus labores. La misma ambulancia que sufrió una agresión de la Camorra el sábado, fue atacada este martes por los familiares de un hombre de 71 años que murió de un paro cardíaco antes de la llegada de los médicos. El equipo médico fue recibido con agresiones, tanto verbales como físicas, y uno de los indignados abrió la puerta de la ambulancia con un mechero en la mano, amenazando con prender fuego al vehículo.
Fue un gesto muy peligroso, ya que en la ambulancia había oxígeno que podía explotar de haber entrado en contacto con el fuego, indicaron voceros de Nessuno Tocchi Ippocrate. Pero además de esto, la familia del hombre impidió cualquier maniobra de reanimación, afirmando que «hay que vestir al muerto».
El médico Manuel Ruggiero, presidente de la citada organización de galenos, contó a The Times que en los últimos tres años han tenido 300 incidentes de este tipo y que la violencia contra los trabajadores sanitarios no cesa porque «solo hay 17 ambulancias en Nápoles para un millón de personas», situación que a veces imposibilita que los médicos lleguen a tiempo.
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