Haití, la nación más pobre del hemisferio occidental vive este domingo el «día cero». Es el último plazo que sectores opositores, abogados, académicos e iglesias han dado al presidente Jovenel Moïse para que deje el cargo, por considerar que su mandato de cinco años llega a su fin.
Moïse, por su parte, que juramentó en 2017 (un año después de lo que se suponía por las irregularidades y protestas que llevaron a repetir las elecciones de 2015), asegura que su gobierno terminará en 2022.
La llegada del 7 de febrero, el día que según la Constitución debe ocurrir el traspaso de poder, ha estado precedida por una oleada de protestas y huelgas que han culminado con la militarización de las calles de Puerto Príncipe y otras ciudades a lo largo de la nación caribeña.
«El foco actual de las tensiones es que, de acuerdo con un grupo creciente de actores, el mando del presidente termina este domingo y el presidente tiene una interpretación diferente», le dice a BBC Mundo Alexandra Filippova, del Instituto por la Justicia y la Democracia en Haití.
«Pero no hay ninguna ventana al diálogo. Cada una de las partes está haciendo posicionamientos muy fuertes y a estas alturas los escenarios sobre qué pasará no son muy alentadores», agrega.
La semana pasada, la oposición haitiana anunció que nombrará una «comisión de transición» que elegirá un «presidente interino» entre los miembros de la Corte Suprema y organizará elecciones en un plazo de dos años.
Moïse, por su parte, anunció esta semana un referendo para el próximo abril para aprobar una serie de reformas a la Constitución que, entre otros elementos, permite la reelección presidencial por dos términos consecutivos, algo prohibido desde el fin de la dictadura de los Duvalier (1986).
«Pero no hay ninguna ventana al diálogo. Cada una de las partes está haciendo posicionamientos muy fuertes y a estas alturas los escenarios sobre qué pasará no son muy alentadores», agrega.
La semana pasada, la oposición haitiana anunció que nombrará una «comisión de transición» que elegirá un «presidente interino» entre los miembros de la Corte Suprema y organizará elecciones en un plazo de dos años.
Moïse, por su parte, anunció esta semana un referendo para el próximo abril para aprobar una serie de reformas a la Constitución que, entre otros elementos, permite la reelección presidencial por dos términos consecutivos, algo prohibido desde el fin de la dictadura de los Duvalier (1986).
«Luego, desde que tomó el poder, ha habido fuertes acusaciones de corrupción, de que el gobierno no solo ha fallado en proteger a la población de la violencia, sino que también ha sido cómplice en ciertos actos violentos», señala.
«También ha sido muy cuestionado por las formas en las que ha reprimido las protestas en su contra y la forma en la que ha fallado en contener el crimen y los secuestros, que han aumentado más de un 200% durante su gobierno», dice.
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