Alberto Fernández y Andrés Manuel López Obrador están en la misma página. Con un acercamiento más estrecho que cualquiera que México y Argentina hayan tenido en la historia reciente, los mandatarios han cerrado una alianza “contra la desigualdad” en América Latina. El presidente argentino ha concluido su gira mexicana en un crispado evento en el Estado de Guerrero, para celebrar los 200 años de la firma del Plan de Iguala, el documento que sentó las bases de la independencia mexicana. “Tal vez sea ahora que nazca en Iguala un nuevo plan para sacar de la pobreza a millones de latinoamericanos”, ha dicho Fernández. Los festejos estuvieron marcados por la sombra de la desaparición de los 43 estudiantes en esta ciudad en septiembre de 2014 y las protestas feministas contra el mandatario mexicano.
Por EL PAÍS
Los tres kilómetros cuesta arriba hasta llegar al cerro Tehuehue sirvieron de antesala para decenas de personas que esperaron la visita de ambos presidentes agitando banderas mexicanas y argentinas. En la cima, un mástil desnudo esperaba su llegada. La ceremonia se tiñó de un tinte nacionalista cuando una bandera enorme se elevó y unos aviones pintaron el cielo de verde, blanco y rojo con la llegada de los presidentes y las primeras damas.
En una simbólica ceremonia, unas 50 personas conmemoraron la firma del Plan de Iguala, el suceso que estableció las bases para lograr la consumación de la independencia de México de la corona española, al unir a las Fuerzas Realistas e Insurgentes, y formar entre ambas el Ejército Trigarante para garantizar tres valores: independencia, unión y religión.
En la firma del Pacto de Iguala se izó por primera vez la bandera tricolor, diseñada para simbolizar este pacto. Los tres principios que garantizaron el acuerdo quedaron representados con los tres colores de México. En honor a esa insignia y a otras que fueron utilizadas en la época, López Obrador ha lanzado este miércoles, el día de la bandera mexicana, una gira de banderas que recorrerá 15 puntos geográficos por el país hasta llegar a Ciudad de México, siguiendo el camino que hizo el Ejército Trigarante hasta culminar la independencia el 27 de septiembre de 1821.
Ambos presidentes exaltaron la figura de Vicente Guerrero, líder de la insurgencia, como el personaje que buscó un futuro mejor, frente a la de Agustín de Iturbide, líder de los realistas, como quien pretendía defender la corona española. “Iturbide fue sumamente cruel, despiadado, corrupto. No me parece que sea un héroe, pero es inevitable que fue el hombre que hizo la independencia, el que la negoció, la adaptó, y la consiguió en septiembre de ese mismo año”, comenta el historiador Alfredo Ávila. Tanto López Obrador como Fernández, sin embargo, personificaron la figura de líder del ejército realista bajo la idea de “aferrarse al pasado”, algo con lo que de alguna forma buscan romper.
Fernández rescató los valores de ese pacto este miércoles y se animó a comparar aquel documento con la alianza alcanzada ahora entre México y Argentina. “Es muy importante recordar la historia en este momento. La historia se repite una y otra vez. Seguimos discutiendo entre los que quieren sostener el orden establecido y los que queremos algo distinto”, ha dicho el argentino haciendo un paralelismo con la actualidad. La celebración del pacto de Iguala sirvió de escenario para coronar un eje de izquierda en el continente que llevaba tiempo tejiéndose. Los tres días de la visita de la comitiva argentina a México mostraron las coincidencias ideológicas y la sintonía de los dos políticos, que ha terminado con la publicación este miércoles a la noche de un acuerdo en conjunto de siete puntos que incluyen posicionamientos en común sobre acuerdos comerciales, la estrategia para atender la pandemia y reestructurar la economía regional después de la pandemia.
“México y Argentina son naciones hermanas”, ha respondido López Obrador con la sierra de Guerrero de fondo. El presidente mexicano se mostró agradecido con la presencia de Fernández en la celebración. El lugar elegido no pasó desapercibido. Iguala arrastra el peso de ser una ciudad conocida internacionalmente por ser el sitio donde 43 estudiantes normalistas de una escuela rural desaparecieron el 26 de septiembre de 2014. El evento de este miércoles, que forma parte de las 15 celebraciones de Independencia que el Gobierno mexicano programó para 2021, estaba organizado por el batallón 27 del Ejército. Un grupo de militares cuyo rol en el ataque a los jóvenes aquella noche aún no se acaba de esclarecer.
El martes, previendo protestas de los familiares de los estudiantes, López Obrador acordó con ellos una mención especial y habló de “un pacto de silencio” de los involucrados que no acaba de romperse. “Hablar de este caso aquí y en esta fecha significa continuar llamando a todo el pueblo a participar y decir lo que sepa sobre estos hechos. Vengo a refrendar nuestro compromiso de no claudicar, encontrar los jóvenes y condenar a los culpables”, ha dicho. “Es una espina que traemos en el alma. Como dijo Alberto, la verdad y la justicia pueden tardar, pero finalmente llegan”, ha agregado citando el discurso de su homólogo.
La visita al Estado de Guerrero se da además en medio de una campaña electoral marcada por la precadidatura a gobernador de Félix Salgado Macedonio por el Estado de Guerrero. El veterano político, que desarrolló su carrera junto al presidente mexicano en el Partido de la Revolución Democrática (PRD) y ahora forma parte de Morena, fue denunciado por tres mujeres de violación y abusos sexuales. La presencia de López Obrador en la entidad este miércoles generó también protestas de grupos feministas que desde la mañana reclamaron al mandatario que “rompa el pacto patriarcal” y cese su apoyo. “Un violador no será gobernador”, gritaron una decena de manifestantes vestidas de negro a unos pocos metros del presidente mexicano en una segunda parte de la ceremonia que tuvo lugar en el centro de la ciudad.
La defensa de Salgado Macedonio por parte de López Obrador, que ha asegurado que se tratan de acusaciones típicas dentro de los procesos electorales, ha generado malestar dentro del Gobierno de cara a los comicios de junio, en los que se renovará toda la Cámara de Diputados, 15 gobiernos locales y cientos de alcaldías. “Hay que priorizar a las víctimas”, comentó a este diario el subsecretario de Derechos Humanos, Alejandro Encinas, que se encontraba en los festejos de la independencia. La celebración que comenzó con una alianza regional para combatir la pobreza, terminó así en disturbios entre manifestantes feministas y grupos que apoyan al presidente.
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