La polémica liberación de Lula en Brasil no solo fue bien recibida por el eje del socialismo bolivariano en América Latina.
En el medio Oriente también hubo alivio al conocer que Lula podría volver a ser un candidato presidencial. Para Teherán, en particular, esa fue una muy buena noticia.
Luiz Inácio Lula da Silva gobernó Brasil entre 2003 a 2010, y dio un gran valor a la relación con Irán. Era parte de su enfoque de política exterior centrado en de América Latina, África y Oriente Medio.
Este cambio se puso de relieve en 2009 cuando Mahmoud Ahmadinejad se convirtió en el primer presidente iraní en visitar Brasil en más de cuarenta años.
Lula correspondió a la visita con un viaje a Irán en mayo del año siguiente para reunirse con el líder supremo Ali Khamenei después de que Brasil apoyara el derecho de Irán a realizar investigaciones nucleares.
El reavivamiento de esas relaciones traería una mayor penetración de grupos iraníes que representan una amenaza a la seguridad de toda América.
Brasil fue uno de los dos países (el otro es Turquía) que votó en contra de las nuevas sanciones contra Irán y su programa nuclear en el Consejo de Seguridad de la ONU en junio de 2010.
La estrecha relación que se desarrolló entre Lula y Ahmadinejad contribuyó a un impulso significativo en el comercio entre los dos países. Esos lazos no se han cortado.
La elección de Jair Bolsonaro en 2018, significó un distanciamiento político total con Irán. Por el contrario, el presidente brasileño se alineó estrechamente con el ex presidente de los Estados Unidos, Donald Trump.
Fue uno de los pocos líderes mundiales en respaldar abiertamente la eliminación de Qassem Soleimani, el comandante de la Fuerza Quds del terrorista Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán (CGRI).
Lula libre
Ahora, la suerte de Irán en Brasil puede estar a punto de cambiar de nuevo. Lula podría hacer una reaparición política importante en las elecciones presidenciales de 2022. El expresidente fue absuelto de varias condenas por corrupción gracias a una polémica decisión judicial.
Pero, independientemente de quién esté en el poder, los intereses económicos y comerciales de Irán en Brasil se mantienen. Y son un impulsor constante de las relaciones entre los dos países. Petróleo, gas, exploración de minerales y agricultura son algunas áreas en las cuales tienen un ativo comercio.
La agenda sudamericana de Irán está ligada a la Triple Frontera, una zona limítrofe donde convergen Brasil, Argentina y Paraguay. En Foz de Iguazú, una ciudad brasileña en esa zona, vive una importante población musulmana.
Se sospecha que Irán se infiltra y manipula a la comunidad, lo que a su vez ofrece protección a los agentes iraníes y facilita sus movimientos a través de la Triple Frontera..
Desde los ataques de Al-Qaeda del 11 de septiembre de 2001, la inteligencia estadounidense ha estado en guardia contra la formación de células terroristas en este rincón sin vigilancia. Hezbolá ha podido encontrar un equilibrio en la zona aprovechando la presencia de la diáspora libanesa.
Allí cuenta con una red de contactos locales para facilitar y ocultar sus operaciones de tráfico de drogas, blanqueo de capitales y financiación del terrorismo.
Más de 5 millones de migrantes libaneses y sus descendientes vivan en Brasil y Argentina. Esa circunstancia es una ventaja para Hezbolá, que cultiva recursos de inteligencia infiltrados en esa comunidad. de todo el espectro religioso.
Con información de Arab News.
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