Acapulco cierra su Semana Santa con un alud de visitantes que han abarrotado playas y bares, antesala de una temida tercera ola de contagios en México, que suma 2,25 millones de contagios y más de 204.000 muertos.
Tras un 2020 en el que precisamente la pandemia de la covid-19 impidió el arribo de miles de visitantes, el popular balneario recobró estos días la vida que lo caracteriza como el destino turístico más atractivo en el país por sus playas doradas y su vida nocturna, pero lo ha hecho en momento complicado.
Luego de que las autoridades sanitarias han reportado una bajada de los contagios en las últimas semanas, tras el duro pico de enero, el más mortal, con más de 30.000 decesos, también han advertido de la posibilidad de una tercera ola.
Pero a pesar de estos avisos, viajantes nacionales, en su mayoría del centro de México, han llegado hasta las playas de Acapulco ya que aseguran que la mejor manera de poder continuar con la nueva normalidad es aprender a convivir con el virus.
CORREN EL RIESGO
«Hay que tener fe en Dios primero, de que uno tiene que seguir adelante porque tampoco tenemos que seguir ahí en ‘la cueva’, porque así se está sintiendo la casa», dijo a Efe María, un mujer que junto con su familia decidió hacer un viaje de cinco horas, unos 400 kilómetros que separan la Ciudad de México del puerto, para olvidar el estrés que les ha ocasionado el confinamiento.
«Sabemos que en todo hay un riesgo, pero si tú te encierras en eso, no vas a poder llevar una vida cotidiana», comentó Jesús, quien con todo y cubrebocas tomaba el sol, eso sí, con cierta distancia de las personas para continuar con los protocolos de salud.
«Siempre vas a estar con la preocupación de que si te enfermas o que ya se enfermó el vecino y esto también es psicológico», agregó.
Según estimaciones de la Secretaría de Turismo de México esta semana, uno de los periodos vacacionales más importantes junto con el de Navidad y fin de año, la ocupación hotelera general se pronosticó en un 58 % con la llegada de 5 millones de turistas y una derrama económica de 12.000 millones de pesos (590 millones de dólares).
Mientras que en Acapulco, sin la referencia del año pasado, la ocupación hotelera de esta temporada quedó 30 puntos por debajo del 2019, con un 45 % y unos 300.000 visitantes, que dejaron unos 1.000 millones de pesos (unos 49,3 millones de dólares).
TRABAJO PARA LOS LOCALES
Para los prestadores de servicios, la Semana Santa se ha convertido en un respiro para su economía y ha levantado sus ingresos que, en promedio estaban, en unos 300 pesos (15 dólares) solo durante los fines de semana debido a la limitada cantidad de turistas.
«No estamos al 90 % de ocupación como en años pasados, pero por lo menos casi el 50 % ya es algo», dijo en entrevista con Efe un mesero en plena playa mientras atendía a los visitantes de una manera muy amigable para que «vuelvan a regresar a ese destino».
Con 15.407 casos confirmados y 1.771 defunciones, la presencia del virus ha traído nuevas reglas en Acapulco.
La entidad se ubica en el color amarillo del semáforo epidemiológico, condición que solamente permite que las playas puedan estén en actividad entre las 7 y las 18 horas.
Bajo este esquema, las discotecas han permanecido cerradas y los bares al aire libre que permanecen en funcionamiento no han sido suficientes para abastecer a todos los turistas ya que su aforo permitido es del 50 % y quienes lo han rebasado han sufrido la clausura durante esta temporada vacacional.
Con la capacidad en hoteles también restringida, los turistas han optado por utilizar el llamado «Hotel Camarena» (cama en la playa) , pero con una variante ya que familias enteras han acampado en el pavimento, ante lo cual las autoridades prohibieron esta actividad.
«Uno tiene que ver la manera de cómo vacacionar, porque en estos tiempos si no quedas loca por el ‘bicho’ quedas loca por el encierro, y si esta es la única manera de poder salir ni modo, ya vendrán otros tiempos», dijo Efe una turista de la Ciudad de México.
TERCERA OLA
Con ese incremento en la movilidad hacia centros turísticos y aunque la epidemia haya disminuido en cuanto a contagios y muertes, las autoridades sanitarias llamaron a la población a continuar con las medidas de prevención.
Hace una semana, el subsecretario de Salud de México y estratega contra la pandemia, Hugo López-Gatell, advirtió de la posibilidad de una tercera ola y dijo que el Gobierno, encabezado por el presidente Andrés Manuel López Obrador, decidió posponer la vacunación de maestros y concentrarse en inmunizar a las entidades de la «megalópolis», integrada por la Ciudad de México y los estados de Hidalgo, Puebla, Morelos, Querétaro, Tlaxcala y Estado de México.
«Para fines de la pandemia es como si fuera una sola entidad, entonces vamos a concentrar esfuerzos para cubrir esta región que es la que presenta la mayor densidad poblacional y el mayor riesgo de que pudiera ser el centro del surgimiento de una tercera ola», dijo.
Con la llegada, hasta el momento de 14,67 millones de vacunas, de las que se han aplicado 8,89 millones, el Gobierno prevé que en los próximos días se incremente la velocidad de la inmunización ya que su estrategia de distribución estará enfocada en los estados de la megalópolis y las ciudades con mayor riesgo epidémico de otras 12 entidades. EFE
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