Pequeños abastos en Venezuela, hasta en los barrios más populares, donde los precios están en dólares. Tiendas en Cuba donde solo se pueden comprar productos de primera necesidad en las principales divisas mundiales. Argentinos que piensan en la moneda estadounidense hasta para pagar un desayuno de café y medialuna. Son ejemplos de los efectos de la crisis en que están sumidas las economías latinoamericanas debido a la pandemia, la cual ha golpeado aún más las finanzas de aquellos países que ya sufrían problemas severos.
Héctor Estepa l El Confidencial
El dólar de Estados Unidos ha emergido en algunos de esos lugares como una solución de urgencia, pasando incluso por encima de férreas posiciones ideológicas. El debate sobre la dolarización ha vuelto a irrumpir con fuerza en la región.
“Se está autorizando la apertura de cuentas a todo nivel en divisas convertibles, en dólares”, dijo, a principios de año, Nicolás Maduro, admitiendo que la divisa estadounidense es una “válvula de escape” para la economía del país, en profunda recesión desde hace más de un lustro.
Caracas tomó la decisión después de tolerar durante meses el empleo del dólar en transacciones comerciales ordinarias debido a la devaluación del bolívar. La moneda nacional ya no vale prácticamente nada, después de haber sufrido cuatro años de hiperinflación. Los precios subieron 9.585,5% solo en 2019, según cifras oficiales del Banco Central de Venezuela. El efectivo en bolívares apenas se usa ya para pagar el transporte público. Los venezolanos se manejan a través de tarjetas de débito o transferencias bancarias.
En cualquier quiosco o establecimiento de los principales municipios hay sencillos datáfonos. El sistema comercial del país se ha puesto las pilas ante la adversidad y es uno de los más digitalizados del mundo. Si no pagasen con tarjetas o transferencia, los venezolanos tendrían que hacer frente a algo tan sencillo como la compra semanal con bolsas repletas de billetes.
Tensiones y desigualdad
De ahí que el escape para muchas personas haya sido optar por el dólar, que genera precios más estables (aunque ha llegado a producirse inflación en dólares) y que entra al país, principalmente, a través de las remesas que los venezolanos en el exterior envían a sus familiares. Fueron unos 3.500 millones de dólares en 2019, según la consultora Ecoanalítica. Ese registró, eso sí, disminuyó el año pasado por la crisis mundial.
Para leer la nota completa, pulsa aquí
Si quieres recibir en tu celular esta y otras informaciones descarga Telegram, ingresa al link https://t.me/albertorodnews y dale click a +Unirme.