La Guardia Civil interviene en una celebración con seguridad privada en una casa de campo de Ibiza donde identifica a 147 personas de hasta seis nacionalidades, e interviene numerosas dosis de cocaína y cannabis.
En plena pandemia de coronavirus, han regresado a Baleares las party boats como mejor estrategia para evitar ser detectados por la Guardia Civil.
El pasado sábado, en la mallorquina cala de Portal Vells, en Calvià, los agentes se encontraron tres yates abarloados y fondeados, en las que se celebraba una especie de fiesta de tres pistas.
Cuando fueron descubiertos por los agentes los promotores habían diseñado un plan de evacuación con motos de agua, que impidió a la mayoría ser sancionados. No le ocurrió lo mismo a los promotores, que no sólo estaban incumpliendo la normativa contra el coronavirus sino también por haber echado el ancla sobre las protegidas praderas de posidonia.
Pero no fue la única fiesta ilegal abortada por los agentes en las islas. Tal y como estaba previsto, y con los locales de ocio cerrados, el campo y las mansiones privadas volvieron a convertirse en el principal escenario de contactos. Nada menos que 226 personas fueron denunciadas en al menos ocho fiestas.
La más importante se celebró la noche del domingo al lunes en una casa de campo en la isla de Ibiza, cerca de la campo de fútbol de San José, donde 147 asistentes fueron identificados y sancionados. Los promotores cobraron entrada a los asistentes, a los que prometieron haberlo organizado todo para no ser detectados. Contrataron seguridad privada, retiraron los teléfonos móviles a los participantes y cubrieron las ventanas con colchones para amortiguar el sonido y evitar ser vistos desde el exterior. Sin embargo, la concentración de vehículos cerca de la mansión fue lo que llamó la atención de vecinos y Policía Local.
Para leer la nota completa, pulsa aquí
Si quieres recibir en tu celular esta y otras informaciones descarga Telegram, ingresa al link https://t.me/albertorodnews y dale click a +Unirme.