Marino Alvarado, coordinador de Investigación de la organización Provea, expresó que antes de la llegada del Coronavirus en Venezuela ya la situación era muy difícil para el ciudadano de a pie «sobre todo por el enorme caos de los servicios públicos y el alto costo de la vida».
Oswin J Barrios | Radio Fe y Alegría Noticias
Acotó que ese contexto se agudizó durante el brote de la COVID-19 por la escasez de gasolina, y que ahora se agrega la del diésel.
«Se complicó todo lo que tiene que ver con el sistema público de salud porque la pandemia incrementó el número de personas que requerían atención», afirmó Alvarado.
Indicó también que el personal de salud por temor a contagiarse ante la falta de atención del régimen para garantizar adecuadas medidas de condiciones de trabajo, «muchas enfermeras y médicos han renunciado y por otro lado, a pesar de la pandemia, muchos de estos profesionales han salido del país».
En cuanto al alto costo de la vida el coordinador de Investigación de Provea dijo que en el país existe cuatro millones de jubilados que ganan menos de dos dólares al mes, además de medio millón de empleados públicos cuyos salarios más grandes no superan los siete dólares, sin embargo, refiere que la mayoría tiene un pago por su trabajo de dos o tres dólares mensuales, frente a una Canasta Alimentaria que supera los 170 dólares.
Sumado a ello, la dolarización de facto hace que en la medida que incrementa el valor del dólar todas aquellas personas las cuales perciben ingresos en bolívares «ven disminuido aún más su poco salario que gana en Venezuela», afirmó.
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