La Comisaría General de Información de la Policía y la Agencia Tributaria detuvieron en septiembre pasado en Santa Cruz de Tenerife a un individuo que estaba a cargo del primer taller clandestino de armas de fuego impresas en 3D. El sujeto tenía experiencia militar al haber formado parte del Ejército venezolano hasta la llegada de Hugo Chávez al poder.
De acuerdo con ABC de España, en las pesquisas encontraron varios objetos con simbología neonazi y una funda para pistola con el emblema del Ejército Nazi.
El exmilitar, tras salir de Venezuela por su incompatibilidad ideológica con el chavismo, recaló en Miami. Allí habría aprendido a utilizar armas cortas, largas y se reforzó su obsesión por el armamento y los explosivos. Hace unos años regresó a Santa Cruz de Tenerife, donde regenta una residencia de ancianos y montó el taller ahora descubierto en una casa junto a ella.
El material intervenido durante los cuatro registros realizados fue numeroso. Se confiscaron dos impresoras 3D, 11 bobinas de filamento para impresora 3D y numerosos dispositivos informáticos utilizados para la fabricación. Además, se intervinieron 19 armazones de arma corta fabricados mediante impresión 3D; nueve cargadores; dos silenciadores; dos correderas de arma corta sin numeración; dos piezas para estriar cañones; dos agujas percutoras; una réplica de fusil de asalto AR-15 de Airsoft; una carabina con mira telescópica; varios tubos metálicos para hacer cañones; un visor holográfico; un molde de plástico para hacer armazones y diversas piezas de arma corta, como varillas, alzas, puntos de mira, disparadores, muelles, martillo… Los agentes también encontraron dos pistolas táser, cinco cuchillos, un machete y una katana,
También, y de especial importancia para los investigadores, fue la detección, descargados en su ordenador, de más de 30 manuales, entre ellos uno terrorista, de guerrilla urbana, militares, de fabricación casera de explosivos, sobre el uso y manejo de armas de fuego y de fabricación de las mismas con impresión 3D.
Es relevante destacar que cuando los agentes entraron en uno de los locales pudieron comprobar como una de las impresoras 3D se hallaba operativa y en pleno funcionamiento. Se estaba imprimiendo un armazón de arma corta que encontraba ya prácticamente acabado. Además, hacía estallar los artefactos que fabricaba en el monte.
La investigación había comenzado cuando agentes especializados en el tráfico internacional de armas detectaron la existencia de un individuo que, de forma ilícita, compraba a través de Internet piezas fundamentales de armas de fuego -no todos los componentes de las mismas pueden imprimirse en 3D- y sustancias explosivas. El material llegaba a Santa Cruz de Tenerife a través de envíos postales procedentes de China y Estados Unidos.
La fabricación aditiva – conocida como impresión tridimensional en 3D- aumenta de forma exponencial el peligro de la proliferación de armas de fuego facilitando el acceso a las mismas a grupos criminales o terroristas. Como ya se ha señalado, en octubre de 2019, en Alemania, se cometió un atentado terrorista contra una sinagoga judía, en el que entre otras armas y explosivos, se utlizó un fusil fabricado con una impresora 3D.
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