El personal sanitario sigue pagando la factura de la desprotección ante el COVID-19, al ubicarse en 513 fallecidos en lo que va de pandemia, siendo 384 médicos hasta el 25 de abril de 2021, según Médicos Unidos de Venezuela. Los 513 fallecidos representan el 26% en la totalidad de decesos en el país, lo que resulta escandaloso para la Academia Nacional de Medicina frente a otros países latinoamericanos que apenas superan el 2%. La crisis de salud en la tierra de Bolívar se agrava por el 80% de hospitales con fallas del servicio de agua, falta de implementos de bioseguridad y por la urgencia de un plan de vacunación masivo.
Guiomar López | La Prensa de Lara
Los estados más golpeados son Zulia (86), Distrito Capital (81) y Carabobo (49). Lara hasta el momento contabiliza 24 víctimas en el área de salud. Los médicos están en una constante la sobrevivencia pues deberían contar con el traje y demás implementos de bioseguridad, pero -en la mayoría de los casos- es costeado por los pacientes, que según la queja de familiares abulta la lista de insumos. Trajes, guantes y mascarillas, deben ser desechados al culminar y hasta deberían darse una ducha, frente al riesgo de contaminación cuyo cuidado es para cada guardia, pero que se ve limitado a la higiene básica por la intermitencia del servicio de agua en centros asistenciales.
«Es una cifra alarmante, en la que se evidencia cómo se ignora a la OMS, que exige la protección del personal sanitario. Sin el personal de primera línea, nuestros hospitales serían una carcasa», lamenta Huniades Urbina, secretario general de la Academia Nacional de Medicina. Amnistía Internacional resaltó que en 2.020 las víctimas de los 4 países de Reino Unido (Inglaterra, Escocia, Gales e Irlanda del Norte) fue de 494. Para febrero de 2.021, Colombia registró 208 y Argentina 229.
Un borde de ese lazo negro que enluta al mundo es de 6.645 decesos en 17 países de América, según la Organización Panamericana de la Salud (OPS) hasta febrero de 2.021 y que -un mes después- asciende a 17 mil fallecidos en todo el planeta, de acuerdo al estudio total de Amnistía Internacional, donde estima 63 países más afectados por el abandono y sin equipos de protección.
Tales detonantes aplican en el ámbito nacional, cuando Urbina recuerda que los bajos sueldos, con profesionales que apenas devengan $12, no les alcanza para comprar sus implementos de bioseguridad. Sería un gasto constante entre tapabocas y guantes, considerando que se deberían desechar en cada guardia, además del consumo excesivo de alcohol o gel antibacterial, por estar en contacto con cualquier superficie que pueda estar contaminada. «Muchos trabajadores deben reusar guantes y mascarillas, estando expuestos a la atención de pacientes o familiares», lamenta, ante un sueldo que no alcanza para el pasaje.
Douglas León Natera, presidente de la Federación Médica Venezolana (FMV), repudia esta situación que los ha mantenido en asambleas permanentes en Distrito Capital y reuniones con los colegios de médicos en el interior del país. Una situación de emergencia, al recalcar un registro de 508 fallecidos hasta el 23 de abril y manteniéndose el escenario del 80% de centros asistenciales con problemas del servicio de agua. «¿Cómo se mantienen sin agua para conservar las áreas limpias? ¡Hasta el jabón es insuficiente!», se queja y reitera que por tratarse de hospitales con riesgos de contaminarse, los implementos deberían ser usados por 4 horas. Esto no se cumple, por esa falta de dotación por parte del gobierno que tanto han denunciado.
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