A pesar de recientes cambios en la legislación qatarí, se mantiene la explotación y las graves violaciones a los derechos humanos en la construcción de infraestructura para el Mundial 2022. Según la última actualización del informe “Detrás de la pasión”, de la Fundación para la Democracia Internacional, ya hay más de 6.500 trabajadores muertos, una media de 12 vidas por semana desde el 2010.
Por ActualidadRT
El presidente de la Federación de Museos de Derechos Humanos, Guillermo Whpei, denunció las violaciones de los derechos humanos en Qatar a donde viajan miles de inmigrantes procedentes de Nepal, India, Pakistán, Bangladesh, Sri Lanka, Filipinas y Kenia para trabajar en construcciones vinculadas a la Copa del Mundo que se llevará a cabo el año que viene: carreteras, vías de ferrocarril, estadios, hoteles y centros de convenciones, entre otros.
Qatar tiene alrededor de dos millones de trabajadores migrantes que constituyen el 95 % de la fuerza laboral. Casi el 40% trabaja en el sector de la construcción, que ha vivido un repunte al albor de las infraestructuras proyectadas para albergar la competición deportiva más importante del mundo.
Los trabajadores están obligados a trabajar entre 16 y 18 horas diarias, 7 días a la semana, soportando temperaturas que alcanzan los 50 grados. “Como si esto fuera poco, las viviendas que les proporcionan son espacios reducidos en los que viven hacinados, sin contar con las mínimas condiciones higiénicas”, denuncia la Fundación.
La Federación danesa de Fútbol (DBU) también pidió a la FIFA que incremente su presión sobre Qatar para que ese país respete los derechos humanos en el marco del Mundial 2022, reclamando especialmente en una carta publicada el lunes una investigación independiente sobre la suerte de los trabajadores migrantes.
“Estamos en contra de la atribución del Mundial a Qatar y criticamos la situación de los derechos humanos en el país”, declaró en un comunicado el director general de la DBU, Jakob Jensen, con ocasión de la publicación de la carta.
En la fecha FIFA de marzo, las selecciones de Dinamarca, Noruega, Alemania y Holanda salieron al terreno de juego con algún mensaje de protesta contra estos abusos. El combinado germano, por ejemplo, en la foto previa al encuentro contra Islandia, cada jugador tenía una letra en su pecho, que juntas formaron las palabras “Derechos Humanos”. La FIFA no tuvo otra opción que sacar entonces un comunicado oficial donde aseguró que está “a favor de la libertad de expresión” y que las selecciones no serían sancionadas por los reclamos.
A pesar de las mejoras aún queda mucho por hacer
Una investigación elaborada en 2013 por la Confederación Sindical Internacional ya revelaba la muerte de al menos 1.200 emigrantes en lugares de trabajo por las condiciones laborales. Se trata de espacios que forman parte de la infraestructura mundialista, la mayor competencia deportiva del planeta. Un informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) que respaldaba a Qatar, asegura que en el emirato árabe recibían a unos dos millones de trabajadores emigrantes.
Aunque se ha abolido del sistema kafala de esclavitud moderna hasta hace poco prevalente en los países del Golfo, aún hoy, en 2021, tanto empleadores como el Estado qatarí continúan poniéndola en práctica sobre los obreros.
Al igual que en el resto del mundo, la pandemia de la COVID-19 ha agravado en forma desesperante la situación de los obreros en Qatar, dado que muchos de ellos han quedado confinados en campos de trabajo, muchos de ellos sin salario y sin la posibilidad de volver a sus países o seguir trabajando. El riesgo de contagio crece día a día y al no contar con la correspondiente cobertura médica, la situación constituye una verdadera emergencia sanitaria.
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