El exbanquero conservador de 65 años Guillermo Lasso asume este lunes la presidencia de Ecuador en medio de una severa crisis económica agravada por la pandemia de covid-19.
Por BBC
Lasso pretende estimular la economía aumentando la inversión extranjera e impulsando la producción de petróleo, el producto de exportación más importante de la nación sudamericana.
Durante la campaña prometió generar dos millones de puestos de trabajo y expandir el sector agrícola a través de préstamos a bajo interés.
Pero con un país profundamente endeudado y con escasos recursos en las arcas fiscales, su agenda económica probablemente sea un camino cuesta arriba.
El nuevo presidente se hará cargo de un país en bancarrota, un Congreso fragmentado y un fuerte descontento social.
En una economía dolarizada, con pocas municiones para cumplir sus promesas electorales, probablemente Lasso enfrentará una avalancha de demandas de la población en un país polarizado entre correísmo y anticorreísmo.
Estos son tres de los mayores problemas económicos que enfrentará el nuevo presidente de Ecuador.
1- El reto crónico del financiamiento
La economía del país petrolero ya estaba en crisis por los bajos precios del crudo y el alto nivel de endeudamiento cuando estalló el brote de coronavirus en 2020.
Arrastraba problemas estructurales (como un déficit fiscal permanente desde 2009) que llevaron al presidente Lenín Moreno a imponer dolorosas medidas de austeridad como parte de las condiciones de un préstamo de US$6.500 millones aprobado por el Fondo Monetario Internacional, FMI, de los cuales ya se han desembolsado US$4.000.
Una de esas medidas fue poner fin al subsidio a los combustibles, una decisión que generó un estallido social a fines de 2019 que obligó al presidente Moreno a echar marcha atrás.
El nuevo mandatario heredará la parte más dura de los requisitos del FMI, que incluye una reforma fiscal para conseguir el equivalente a un 2% del PIB en nuevos ingresos.
El gran desafío será cómo implementar el ajuste económico en medio de una crisis que el año pasado provocó una contracción económica de 7,8%.
Y Lasso asumirá el desafío sin una mayoría en la Asamblea Legislativa, con un tercio de la población en la pobreza y cerca de cinco millones de ecuatorianos que cobran menos del salario básico.
Mientras la deuda pública de Ecuador bordea el 63% del Producto Interno Bruto (unos US$63.000 millones) y el déficit fiscal supera el 7%, el país enfrenta el gran reto de financiar un alto nivel de gasto público.
«El endeudamiento es enorme para un país como Ecuador que tiene un alto riesgo país, el servicio de la deuda es carísimo y el gasto fiscal es gigantesco», le dijo a BBC Mundo Vicente Albornoz, decano de la Facultad de Economía y Administración de la Universidad de las América (UDLA).
En la última década el peso de la deuda ha crecido año a año y pese a las negociaciones con acreedores internacionales, las puertas del mercado financiero internacional están prácticamente cerradas.
Sin nuevas fuentes de financiación disponibles y con un elevado riesgo país cercano a los 1.200 puntos, Lasso tendrá que recortar el gasto público si quiere acceder a más fondos provenientes del FMI u otros organismo multilaterales.
O endeudarse con China, que no le ha cerrado las puertas, pero le cobra altos intereses o garantías de petróleo.
Un camino para disminuir el déficit es bajar el gasto y subir impuestos, pero así como en Ecuador fue imposible eliminar el subsidio a los combustibles, tampoco sería fácil reformar el sistema tributario.
2- La dependencia del petróleo
Ecuador depende del petróleo. En el año 1998 el barril de crudo llegó a venderse en US$7 el barril y en 2008 se disparó a US$117.
«Era como haberse sacado la lotería, pero desgraciadamente nos gastamos hasta el último centavo», dijo Albornoz.
«No solo nos gastamos todo el dinero, sino que además nos endeudamos».
Luego se produjo otro ciclo de bonanza petrolera entre 2010 y 2014 pero, como no hubo ahorro, esas ganancias se gastaron en la misma medida que entraban los petrodólares al país.
En esos años el expresidente Rafael Correa (quien está condenado por cohecho), aumentó el gasto fiscal y repartió una parte de los beneficios del boom petrolero en ayudas para los sectores más vulnerables.
Los recursos provenientes del crudo representaban cerca de un tercio de los ingresos fiscales.
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