El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, cerró este domingo su participación en la cumbre del G7 en Carbis Bay (Reino Unido), tras haber logrado algunos compromisos de sus socios frente a China y con la mente puesta ya en el próximo cara a cara con su homólogo ruso, Vladímir Putin.
Susana Samhan / EFE
«Estados Unidos vuelve a estar en la mesa», celebró Biden en una rueda de prensa al final del encuentro presencial, en la que lamentó que su antecesor en la Casa Blanca Donald Trump (2017-2021) restara importancia a cuestiones como el cambio climático en anteriores reuniones internacionales.
Biden ha dejado claro desde el inicio de su Presidencia su apuesta por el multilateralismo y la colaboración con los aliados tradicionales de EE.UU., en contraposición con la exaltación del patriotismo y el nacionalismo de Trump.
Y aseguró tras la reunión de los líderes de las democracias más industrializadas del mundo (EE.UU., Canadá, el Reino Unido, Francia, Alemania, Italia y Japón, más la Unión Europea) que ha podido sentir un entusiasmo genuino entre sus socios por el hecho de que el país haya regresado a sus alianzas.
El mandatario estadounidense había acudido al G7 con el objetivo de recabar apoyos entre sus aliados occidentales frente a China y Rusia y, de hecho, durante estas jornadas Biden les ha estado presionando para que adoptaran acciones contra el gigante asiático.
EL PLAN DE INFRAESTRUCTURAS, LA PROPUESTA ESTRELLA CONTRA CHINA
Pese a las divisiones dentro del G7 sobre la manera de actuar frente a China, el presidente de EE.UU. ha conseguido arrancar un acuerdo para lanzar un gran plan de infraestructuras, en respuesta al megaproyecto chino «One Belt, One Road» (Una ruta, un cinturón).
Con ese plan Pekín pretende revitalizar la Ruta de la Seda mediante la modernización de infraestructuras y telecomunicaciones.
Anunciado en 2013 por el presidente chino, Xi Jinping, tiene como objetivo construir puertos, carreteras y ferrocarriles para crear nuevos corredores comerciales que unan China con Europa, África y otras partes de Asia.
El proyecto del G7 ha sido bautizado como «Build back better for the world» (Reconstruir mejor para el mundo) y quiere responder a las necesidades de infraestructuras de países de ingresos medios y bajos de Latinoamérica, el Caribe, África y el Indopacífico.
El comunicado final de la cumbre recoge esta y otras propuestas de EE.UU., y ha precisado de manera explícita que es necesario contraponer el avance del gigante asiático.
Entre otros puntos, el G7 indica en el texto que continuará las consultas sobre cómo afrontar «las políticas desafiantes ajenas a la economía de mercado» por parte de Pekín, que «socavan las operaciones justas y transparentes» en el sistema económico global.
Asimismo «apelan» a China para que respete de los derechos humanos y las libertades fundamentales, especialmente en relación con la provincia noroccidental de Xinjiang, donde vive la minoría uigur, así como los del territorio de Hong Kong y su autonomía.
Preguntado en la rueda de prensa sobre cómo ha logrado convencer a los otros líderes del G7 para incluir estas medidas, Biden explicó que ha alertado de que las medidas que se adopten ahora determinarán «si las democracias podrán competir» con Gobiernos «autocráticos» como el de Pekín en el siglo XXI.
DEL REINO UNIDO A SUIZA, PASANDO POR BRUSELAS
El presidente estadounidense ha acudido al Reino Unido para participar en el G7 y esta tarde fue recibido por la reina Isabel de Inglaterra en el castillo de Windsor.
Este país ha sido la primera escala del mandatario en su primera gira internacional desde que llegó a la Casa Blanca, y que le llevará también a Bruselas para participar mañana en la cumbre de la OTAN y el martes en otra entre EE.UU y la UE, antes de su esperado cara a cara con su homólogo ruso, Vladímir Putin, en Ginebra.
En su comparecencia ante los medios, Biden afirmó que no existen «garantías» de cambiar el comportamiento de Putin y recordó que Rusia ya tiene sus propios «dilemas» por su economía, la covid-19, Siria y Libia.
En contestación a una pregunta sobre por qué cree que Putin no ha cambiado aún su comportamiento tras todas las acciones adoptadas por Washington contra Moscú, Biden se rió y dijo: «es Vladímir Putin».
«No me voy a meter mucho en eso porque me tengo que sentar con él, pero estaré contento de hablar después de eso», apuntó.
Y adelantó que va a presionar duro al ruso. «Rusia se ha involucrado en actividades que creemos que son contrarias a las normas internacionales, pero al mismo tiempo han abarcado tantos problemas reales que poco van a apretar», consideró.
LOS CIBERATAQUES PREOCUPAN A BIDEN
Una de las metas de Biden en el G7 era que el grupo adoptara un plan de acción frente a los ciberataques, de los que EE.UU. ha sido blanco en los últimos meses y que han sido supuestamente lanzados desde Rusia.
Pero el comunicado final de la cumbre simplemente recoge un llamamiento urgente a Moscú para que identifique, desmantele y pida cuentas a los piratas informáticos que perpetran ciberataques desde su territorio.
Putin declaró este domingo en una entrevista televisiva que espera restablecer con Biden un diálogo directo y mecanismos de interacción entre ambos países, y afirmó que Rusia está preparada para extraditar a ciberdelicuentes a EE.UU., siempre que sea recíproco, ante lo que Biden se mostró animado.
Sobre Rusia, Biden habló el sábado con Macron y Merkel en los encuentros bilaterales que ha tenido en los márgenes del G7, aunque apenas han trascendido detalles al respecto.
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