Las clases a distancia implementadas por el Ministerio de Educación en Venezuela, desde que la pandemia del Coronavirus se propagó en el país, ha generado dolores de cabeza entre los estudiantes y representantes.
Amador Medina | Radio Fe y Alegría Noticias
Epifanio García, un adulto mayor que vive en la comunidad de San José de Tucupita, relató que tiene a una nieta cursando la educación media diversificada y por no contar con internet en su casa, tiene que trasladarse a otras comunidades para realizar sus actividades.
“Mi nieta va más o menos, no es fácil estudiar a distancia. En varias ocasiones no podía terminar sus actividades por la falta de internet, eso es responsabilidad del mismo gobierno”, manifestó el señor García.
La estudiante tiene que arribar a la comunidad de La Florida o de Clavellinas donde viven algunas personas que ella conoce, para poder investigar sus actividades y comunicarse con sus profesores.
En ocasiones la joven regresa a su comunidad sin poder hacer nada, en casa de sus compañeras tampoco es estable la conectividad. Y a veces también se va la luz.
A la falta de internet en la comunidad de San José, se le suma la carencia del transporte público, y la inaccesibilidad a equipos electrónicos como computadoras o celulares inteligentes.
Ya para noviembre de 2020 algunos padres y representantes afirmaban que se trata de una iniciativa nada fácil, porque tienen que desembolsar grandes cantidades de dinero en otros artículos escolares.
“Antes yo no gastaba tanto, pero ahora con estas clases a distancia tengo que comprarles hojas, y termino gastando hasta 2 millones en hojas blancas. Hay otras personas que tienen que pagar hasta 1 millón para que algunos profesores investiguen las tareas de los niños”, relató la señora Julia Herrera, el pasado 6 de noviembre del 2020.
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