Chile ya comenzó a escribir una nueva Constitución, un proceso inédito que genera enormes expectativas y para el que se miran con lupa las asambleas constituyentes llevadas a cabo en los últimos tiempos en distintos países de la región con el fin de buscar ideas y no repetir errores.
La convención constituyente chilena -la primera paritaria del mundo y presidida por una mujer indígena- tiene hasta un año para redactar el nuevo texto, que está llamado a construir un país más justo y dejar atrás el modelo ultraliberal instalado por el régimen de Augusto Pinochet.
De ratificarse luego en un referéndum, sería la primera Carta Magna que nace de un proceso plenamente democrático en la historia de Chile y para muchos expertos completará la transición iniciada en 1988, cuando un plebiscito puso fin a la dictadura militar.
A continuación, los principales cambios que acometieron Colombia, Bolivia, Ecuador y Venezuela.
COLOMBIA, EL PRINCIPAL MODELO
Si en algo coinciden todos los expertos es que Colombia es el principal modelo en el que se fijará Chile, pues la Constitución promulgada en 1991 por el expresidente liberal César Gaviria cambió drásticamente al país -sumergido entonces en una brutal violencia- y logró unir a las fuerzas políticas.
«El contexto colombiano fue ligeramente distinto, si bien en Chile teníamos un estallido no había ese nivel de violencia, pero hay similitudes en términos de integración de pueblos originarios y en la forma en que fueron electos los representantes», dijo a Efe Mario Herrera, académico de la Universidad de Talca (sur de Chile).
Colombia pasó de una Carta Magna de corte conservador, que había sido promulgada en 1886, a una de talante liberal que tiene como centro los derechos sociales y la inclusión de minorías como los indígenas y los afrocolombianos, así como el reconocimiento de que «la mujer y el hombre tienen iguales derechos y oportunidades».
También favoreció la separación de poderes, impulsó la democracia a través de mecanismos como la consulta popular y terminó con el bipartidismo y la alternancia de poder entre los dos partidos tradicionales (Liberal y Conservador).
BOLIVIA Y LOS INDÍGENAS
Con más del 40 % de su población de origen indígena, Bolivia es el gran ejemplo regional en la plurinacionalidad, un tema que Chile tiene pendiente: ninguna de las tres Constituciones que ha tenido reconoce la existencia de pueblos originarios.
Por eso, la existencia de 17 escaños reservados para pueblos originarios fue ya un hito para Chile, donde más del 10 % de la población es indígena.
«Cada día queda más claro que Chile se va a definir como un estado plurinacional, como en su momento lo hizo Bolivia», afirmó a Efe Javier Couso, académico en la Universidad Diego Portales (Chile) y la Universidad de Utrecht (Países Bajos).
La elaboración de la Carta Magna boliviana entre 2006 y 2009 -durante el primer Gobierno de Evo Morales- pasó por momentos de tensión social y la asamblea constituyente tuvo que moverse de Sucre a Oruro.
La pelea por la capitalidad entre Sucre y La Paz, las características del modelo autonómico, la limitación a la reelección indefinida o la política de tierras fueron algunos de los temas que enconaron el debate.
Bolivia reconoció a sus 36 pueblos indígenas y el catolicismo dejó de ser además la religión oficial para dar paso a un Estado laico.
DERECHOS DE LA NATURALEZA EN ECUADOR
En 2008, durante el primer mandato de Rafael Correa, Ecuador se convirtió en el primer país del mundo en consagrar los derechos de la naturaleza en su Constitución.
«La naturaleza o Pacha Mama, donde se reproduce y realiza la vida, tiene derecho a que se respete integralmente su existencia y el mantenimiento y regeneración de sus ciclos vitales, estructura, funciones y procesos evolutivos», reza el artículo 71.
Para César Ulloa, académico de la Universidad de las Américas (Ecuador), la Carta Marga de 2008 supuso un cambio «radical» no solo en términos de medio ambiente, sino también en derechos civiles, políticos, sociales y económicos, reforzando el rol del Estado.
Además, agregó, «privilegió, por primera vez, la integración Sur-Sur, es decir, la integración latinoamericana como una filosofía política de organización del Estado».
VENEZUELA Y EL CHAVISMO
Durante la campaña electoral de 1998, el entonces aspirante a la Presidencia de Venezuela Hugo Chávez se aupó al desencanto social con la promesa de renovar la Constitución.
«Juro delante de mi pueblo que, sobre esta moribunda Constitución, impulsaré las transformaciones democráticas necesarias para que la república nueva tenga una Carta Magna adecuada a los nuevos tiempos», proclamó al recibir la banda presidencial en 1999.
Empujado por su éxito electoral, el naciente chavismo obtuvo el 95 % de los asientos de la asamblea constituyente, lo que permitió a Chávez que la nueva Carta Magna quedara a imagen de sus deseos. Cambió incluso el nombre del país a República Bolivariana de Venezuela.
El sistema bicameral fue sustituido por otro con apenas una corte (Asamblea Nacional), se hizo un reconocimiento de los derechos y lenguas indígenas, así como de los ambientales, y se amplió los periodos presidenciales de 5 a 6 años, uno de los temas más polémicos. EFE
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