Una mujer rusa que estuvo enferma de covid-19 durante 318 días finalmente se ha recuperado, informa este viernes el Instituto de ciencia y tecnologías de Skólkovo (Skoltech).
Su caso ha sido el más duradero de la enfermedad por coronavirus hasta el momento y su estudio ha permitido a los microbiólogos detectar 40 mutaciones en la cepa que la había infectado.
La paciente padece de un linfoma en una fase tardía y, tanto esta forma de cáncer como la quimioterápia, habían debilitado su sistema inmunitario, haciéndola vulnerable ante la infección. Por primera vez una prueba positiva le detectó el coronavirus en abril de 2020 y presentó el test final negativo en marzo de 2021. Durante ese tiempo tuvo dos veces síntomas fuertes de coronavirus con fiebre y neumonía; un análisis detallado confirmó que en ambas ocasiones eso se debía a un mismo virus, que no salía de su organismo.
El coronavirus SARS-CoV-2 experimenta mutaciones constantemente, las puede acumular y las utiliza para esquivar la respuesta inmunitaria celular, si permanece mucho tiempo en un organismo. Según la investigación, esta capacidad convierte a los pacientes como esta mujer en «puntos calientes» de la evolución rápida del virus.
Una de las investigadoras, Yevguenia Alexéyeva, considera «impactantes» los resultados del estudio, puesto que las mutaciones que el virus acumulaba «le permitieron evadir deliberadamente la presentación de antígenos» por el sistema inmunitario de la paciente, algo que hacía ineficaz la respuesta inmune de las células T, que son linfocitos producidos en la médula ósea.
Los medios británicos presentaron en junio el caso de un hombre de 72 años sometido en 2019 a un curso de quimioterapia y contagiado con el coronavirus en marzo del 2020, como el supuesto de enfermedad persistente más largo, estuvo enfermo más de 290 días.
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