La OTAN responsabilizó este martes a los dirigentes afganos del colapso del país a manos de los talibanes y aseguró que su prioridad ahora es evacuar a su personal.
«Este fracaso de los líderes políticos afganos ha llevado a la tragedia que estamos presenciando hoy”, indicó el secretario general aliado, Jens Stoltenberg, en una rueda de prensa tras una reunión del Consejo del Atlántico Norte para abordar la crisis en Afganistán.
Tras 20 años de presencia militar aliada en el país asiático, a raíz de los atentados de Al Qaeda en Estados Unidos que causaron 3.000 muertos en 2001, la retirada de las tropas internacionales de su territorio desde mayo ha acelerado la toma de control de los talibanes.
«Parte de las fuerzas afganas combatieron valientemente, pero no fueron capaces de mantener seguro el país porque, al final, los líderes políticos fracasaron en hacer frente a los talibanes y lograr la solución pacífica que los afganos querían desesperadamente», enfatizó Stoltenberg.
“SERIO DILEMA”
El político noruego, que se dijo «profundamente entristecido» por la situación en la que se encuentra Afganistán tras los esfuerzos aliados por combatir al terrorismo internacional y tratar de formar a las fuerzas de seguridad afganas, aseguró que la Alianza se enfrentaba a un «serio dilema».
«O irnos y correr el riesgo de ver que los talibanes recuperaban el control, o quedarnos y arriesgarnos a renovados ataques y a una misión de combate abierta», señaló.
Stoltenberg recordó que «nunca fue nuestra intención permanecer en Afganistán para siempre», y que en los últimos años la OTAN pasó de tener en el país asiático más de 100.000 tropas a menos de 10.000 «y, ahora, cero».
“Pero lo que hemos visto en las últimas semanas ha sido un colapso militar y político a una velocidad que no se había anticipado», resumió.
Recordó que en febrero del año pasado el Gobierno de Donald Trump firmó un acuerdo con los talibanes para poner fin en mayo a la presencia militar estadounidense en Afganistán, un pacto que “los aliados celebraron”.
“Todos los aliados acordaron que había llegado el momento de poner fin a la presencia militar en Afganistán, sabiendo que había riesgos, que los talibanes podían recuperar el control del país”, afirmó.
CENTRADOS EN LA EVACUACIÓN
Stoltenberg también explicó que la OTAN se centra ahora en garantizar la «salida segura» del personal de países aliados y socios, así como de «los afganos que nos han ayudado».
Unos 800 trabajadores civiles de la Alianza permanecen en Afganistán para asegurar «funciones clave en un entorno de desafíos», como el control del tráfico aéreo, el repostaje y las comunicaciones, mientras que fuerzas militares en particular de Turquía, Estados Unidos y el Reino Unido juegan un «papel vital» para proporcionar seguridad al aeropuerto de Kabul.
El secretario general de la Alianza rechazó especular sobre cuánto tiempo permanecerán estos efectivos en el aeródromo para apoyar las tareas aeroportuarias y de evacuación y se limitó a asegurar que intentarán «evacuar al mayor número de personas posible».
Según dijo, la OTAN también mantiene presencia diplomática que trabaja estrechamente con los aliados para coordinar y facilitar las evacuaciones, que espera que concluyan «lo antes posible».
Stoltenberg pidió a los talibanes «tolerar y respetar la salida de quienes deseen marcharse», e instó a que aeropuertos y carreteras permanezcan abiertos.
Asimismo, solicitó que haya una transferencia de poder a un «gobierno inclusivo, sin venganza ni castigos”, que respete los derechos humanos de todos los afganos y no reinstaure el reino del terror.
APRENDER LECCIONES
Stoltenberg pidió igualmente que la OTAN realice una “evaluación clara y honesta” de su propia implicación en Afganistán y consideró que “hay muchas lecciones por aprender”.
“A pesar de nuestra considerable inversión y sacrificio a lo largo de dos décadas, el colapso ha sido rápido y súbito”, afirmó.
En todo caso, consideró que hay que “reconocer” también los logros, ya que la OTAN y sus socios entraron en Afganistán tras los atentados del 11 de septiembre para “evitar que el país sirviera de lugar seguro para que terroristas internacionales nos atacaran”.
“En las últimas dos décadas, no ha habido ataques terroristas en territorio aliado organizados desde Afganistán”, apuntó, y pidió que los que asumen ahora el poder allí “garanticen que los terroristas internacionales no recuperan un punto de apoyo”.
También aseveró que los aliados “tienen las capacidades y la vigilancia para lidiar con futuras amenazas terroristas desde Afganistán”.
EFE
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