Los socios de Estados Unidos redoblan la presión sobre Biden para que prorrogue las operaciones de evacuación de ciudadanos desde el país centroasiático.
Lourdes Gómez | María Antonia Sánchez Vallejo | El País
La reunión extraordinaria sobre Afganistán que el G7, bajo presidencia británica, celebrará virtualmente este martes trazará con el tiralíneas de la urgencia el posicionamiento de los siete países más ricos del mundo ante la nueva realidad afgana. El primer punto de la agenda, la evacuación de occidentales y afganos en situación vulnerable, se prestará a debate, ya que el primer ministro británico, Boris Johnson, pedirá al presidente Joe Bidenque aplace la retirada de las tropas para poder repatriar al mayor número posible de personas. Francia y Alemania secundan la demanda británica. El propósito del mandatario estadounidense de concluir el operativo el 31 de agosto, si bien abierto a consideración, está siendo objeto en las últimas horas de una creciente presión por parte de los aliados. Biden y Johnson volvieron a hablar por teléfono este lunes, tras un primer contacto la semana pasada.
Pero más allá de lo urgente está lo importante, como la gestión del nuevo flujo migratorio desencadenado por la huida de miles de afganos, como ha subrayado este lunes el ministro de Exteriores alemán, Heiko Maas; una realidad que preocupa a las cancillerías europeas, temerosas de una nueva crisis de refugiados como la de 2015. No obstante, el asunto que más preocupación concita, y aparentemente el más difícil de responder, es cómo abordar la relación con los nuevos gobernantes de Kabul. ¿Interlocución en casos concretos o un posible reconocimiento formal del régimen? Los contactos que EE UU asegura mantener con los barbudos para permitir el acceso al aeropuerto de Kabul de quienes van a ser evacuados chocan de plano con la advertencia formulada hoy por los talibanes de que habrá consecuencias si EE UU no abandona definitivamente Afganistán el 31 de agosto.
Por eso Londres, como anfitrión de la reunión, pretende que el G7 encare de manera integral la futura relación de Occidente con los talibanes, a la que no será ajeno el papel de China y Rusia como interlocutores de peso en la región. El Reino Unido está trabajando con Francia en un proyecto de resolución en el Consejo de Seguridad de la ONU que podría salir adelante si cuenta con el apoyo de Pekín y Moscú, según el diario Financial Times. El borrador, que aborda cuestiones como la lucha antiterrorista, para evitar que Afganistán vuelva a ser un refugio de yihadistas, y la ayuda humanitaria -cuando la comunidad internacional ha cortado amarras económicamente del país centroasiático-, planteará también los términos de esa nueva relación desigual con los talibanes. Dominic Raab, titular de Exteriores británico, subrayó este domingo el papel clave de Rusia y China y la conveniencia de contar con su “influencia potencialmente moderadora” sobre Kabul, “por incómodo que resulte” para Occidente.
Para leer la nota completa, pulsa aquí
Si quieres recibir en tu celular esta y otras informaciones descarga Telegram, ingresa al link https://t.me/albertorodnews y dale click a +Unirme.