El cuarteto sueco Abba parecía haber llegado a su fin con su separación en 1982, pero su trayectoria musical tenía un as en la manga: «Voyage», que llega cuarenta años después en forma de un nuevo álbum inédito y un espectáculo holográfico.
Raúl Bobé / EFE
La extravagante torre ArcelorMittal Orbit, en el Parque Olímpico de Londres 2012, al este de la capital británica, se convirtió este jueves en la plataforma de despegue de la nueva era de Abba, pues desde lo alto del edificio, donde presentaron su nueva propuesta, se podía divisar la estructura del nuevo teatro que albergará el espectáculo «Abba Voyage».
«Cuando supimos del proyecto por primera vez no podíamos creer que fuese a suceder de verdad. Pero aquí estamos, unos años después, y ya se pueden ver los cimientos desde aquí», aseguró a Efe el director de operaciones del Queen Elizabeth II Olympic Park, Peter Tudor.
El conjunto compuesto por Anni-Frid Lyngstad (75), Agnetha Fältskog (71), Björn Ulvaeus (76) y Benny Andersson (74) sorprendió al mundo el pasado 26 de agosto con un enigmático anuncio a través de sus redes sociales, tras cuatro décadas de letargo musical, después de su separación en 1982.
Los primeros pasos de este «Voyage», el noveno álbum de estudio de ABBA -que contendrá diez canciones y saldrá a la venta el próximo 5 de noviembre- vieron la luz este jueves, con el lanzamiento de los dos primeros singles: «I Still Have Faith In You» y «Don´t Shut Me Down».
Al evento en Londres, retransmitido en directo a través de YouTube, acudieron los dos integrantes masculinos de la banda, que expresaron en primera persona cómo se fraguó este regreso, y la alegría que experimentaron al «volver a estar juntos de nuevo en el estudio».
De hecho, lo que iban a ser un par de canciones, acabó siendo un álbum entero que habla sobre ellos mismos y su historia, pues, según Ulvaeus, el proceso hizo que floreciesen las «memorias» conjuntas, así como su amistad. «Parecía que no había pasado el tiempo», admitió.
Por este motivo, se mostraron «orgullosos» por el trabajo realizado tanto musicalmente como líricamente, y, haciendo gala de su humor aseguraron: «Lo hemos hecho lo mejor que hemos podido a nuestra edad».
En poco más de una década en activo -desde 1971 a 1982-, los suecos compusieron más de 100 canciones que se han convertido en hits atemporales, tales como «Waterloo», con el que se proclamaron vencedores del Festival de Eurovisión de 1974; o «Mamma Mia», que da nombre al musical inspirado en su discografía.
Solo un grupo como Abba podía crear tal expectación cuatro décadas después, pues sus canciones han trascendido varias generaciones sin perder un ápice de frescura. Aunque Anderson confesó que, a día de hoy, todavía no ha entendido el porqué de su éxito, ni sabe si este álbum brillará de la misma forma.
Pero un regreso de tal magnitud no podía quedarse en un simple álbum de estudio, por lo que los suecos han dado un golpe sobre la mesa proponiendo un espectáculo holográfico de alta tecnología que se llevará a cabo en un estadio construido para ese único propósito.
Lyngstad, Fältskog, Ulvaeus y Andersson se presentaron frente a 160 cámaras enfundados con un traje y un casco que permitían monitorizar todos sus movimientos, con el objetivo de crear un concierto innovador de 22 «grandes éxitos» y de una hora y media de duración.
Entre los productores de esta gira holográfica, que pondrá a la venta sus entradas el próximo 7 de septiembre, está Ludvig Anderson -hijo de Benny Anderson-, que comentó a Efe que «ofrecerá una nueva forma de ver conciertos», que permita ir directamente al «alma» de lo que la musica significa.
Con el comienzo de esta nueva etapa, sus millones de seguidores dejarán de cantar eso de «Cuánto te echado de menos», y lo cambiarán por un «Gracias por la música». Porque ABBA está de vuelta, y, además, por todo lo alto.
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