El hospital de Kabul que trata los casos de covid-19 se verá obligado a cerrar en pocas semanas a falta de subvenciones internacionales y en Kandahar los pocos médicos y enfermeras que quedan atienden a niños desnutridos. El sistema sanitario afgano está al borde del colapso.
«Quizá en un mes no podremos hacer nada por los enfermos de covid ni por nuestros equipos», advierte Freba Azizi, médico del hospital afganojaponés de Kabul, el único de la ciudad con sistema de reanimación anticovid.
«Habrá muertos a diario», añade Azizi, encargado de gestionar las subvenciones para la instalación.
Ese día ya falleció una persona en el servicio: un hombre de 32 años con neumonía al que no lograron salvar pese al masaje cardíaco de 13 minutos practicado por el médico Noorali Nazarzai.
Como sus compañeros, este médico de urgencias trabaja sin cobrar desde hace tres meses.
Devastada por décadas de guerra, la economía afgana lleva parcialmente estancada desde que los talibanes tomaron el poder a mediados de agosto, porque se suspendió la ayuda internacional y se congelaron los activos afganos en el extranjero.
Y sin financiación internacional muchas oenegés, de las que depende el sistema de salud, andan escasas de dinero o sin fondos.
«Esto es lo que paraliza el sistema sanitario», declara a la AFP Alexander Matheou, director para Asia y el Pacífico de la Federación Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja (FICR).
La Cruz Roja Internacional estima que se han cerrado más de 2.000 estructuras sanitarias y unos 23.000 trabajadores de la salud, incluidas 7.000 mujeres, han dejado de cobrar un salario o han tenido que dejar de trabajar.
– «Nos falta de todo» –
En el hospital de Kandahar, en el sur del país, los médicos viven una pesadilla: desde que terminaron los combates el número de pacientes se ha duplicado.
«Nos falta de todo. Necesitaríamos el doble de material y de personal», afirma Mohamad Sidiq, jefe de la unidad de pediatría del hospital Mirwais en Kandahar.
El hospital emplea a 10 enfermeras y enfermeros, un tercio de los que solía tener. Cada uno percibe unos 130 euros al mes (150 dólares).
En habitaciones abarrotadas, los niños a veces tienen que compartir cama.
Un bebé de 11 meses pesa solo 5,5 kg. En otra cama hay un niño de cinco años con neumonía y en avanzado estado de desnutrición.
«No pude llevarlo al hospital antes porque había combates», explica su madre.
En el norte del país, el avance de los talibanes y la intensidad de los combates restringieron los movimientos de la población durante meses.
En la ciudad de Balkh, el doctor Muzhgan Saidzada explica por teléfono a la AFP que «las carreteras permanecieron cerradas a causa de la guerra y la gente no podía acceder a un hospital».
«Pero ahora hay muchos más pacientes que antes», constata este médico de 28 años del hospital Abo Ali Sina.
– 1% de la población vacunada –
Casi 18 millones de afganos, la mitad de la población, dependen de la ayuda humanitaria y un tercio de los habitantes están en riesgo de hambruna, estima la ONU.
En una reunión de emergencia en Ginebra en septiembre, la comunidad internacional prometió 1.200 millones de dólares (1.034 millones de euros) de ayuda para Afganistán.
Los primeros aviones con ayuda enviados por UNICEF y la oenegé Save the Children aterrizaron la semana pasada en Kabul. Y la Organización Mundial de la Salud (OMS) envió 85 toneladas de material.
Aunque no existen datos fiables sobre la pandemia de covid-19 en el país, en Kabul el doctor Azizi cree que el país atraviesa una «tercera ola» y se espera una cuarta para octubre.
Según datos oficiales recabados por la AFP, se han registrado 155.000 casos de coronavirus en Afganistán, entre ellos unos 7.200 mortales desde el inicio de la epidemia.
Solo 430.000 personas están vacunadas en el país, es decir el 1% de la población afgana, según la universidad John Hopkins de Baltimore.
AFP
https://twitter.com/AFPespanol/status/1445749684878733320?s=20
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