México y Estados Unidos lanzarán un nuevo acuerdo de cooperación antidrogas ante la fracasada ofensiva militar desplegada hace 13 años, durante una visita al país vecino del secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken.
El nuevo marco sustituirá la Iniciativa Mérida, que el presidente López Obrador dio por terminada. Entrevistamos al experto en seguridad Armando Rodríguez Luna.
La concentración de las labores de inteligencia en las fuerzas armadas mexicanas, reputadas por su nacionalismo, es uno de los obstáculos en la cooperación entre este país y Estados Unidos, según Armando Rodríguez Luna, experto en crimen organizado, seguridad y cooperación con Estados Unidos del CASEDE, el Colegio de Análisis de la Seguridad en Democracia en México.
RFI. ¿Cuáles son las expectativas de la visita de Blinken a México?
Existe una voluntad, al más alto nivel, por parte de Estados Unidos y México para retomar la relación bilateral en materia de seguridad. El año pasado se registraron episodios muy críticos y tensos, en particular relacionados con la desconfianza generada por las investigaciones relacionadas con Salvador Cienfuegos, el secretario de la defensa nacional de México (acusado de nexos con el narcotráfico) y también por la respuesta de México a estas investigaciones al limitar legalmente la participación de agentes extranjeros, particularmente aquellos de inteligencia, en el país.
RFI. ¿Hacia dónde va el nuevo acuerdo al que llaman por ahora “documento de entendimiento para luchar contra las drogas y el tráfico de armas”?
Lo que se busca es orientarlo, por una parte, hacia la cooperación en materia de seguridad, inteligencia y colaboración transfronteriza. Lo que se trata de establecer es una agenda interinstitucional entre ambos países. Pero no son claros, por el momento, los puntos de la agenda. Es una razón por la cual los temas no están definidos del todo.
RFI. En México existe una centralización de muchas funciones de seguridad nacional, pública e inteligencia en las fuerzas armadas, sobre todo en la secretaría de defensa nacional. ¿Qué consecuencias tiene esto?
Esto implica que las contrapartes de Estados Unidos como el Departamento de Justicia, el Departamento de Seguridad de la Patria (el Homeland Security), así como la DEA tendrán que negociar mucha de la información con las fuerzas armadas. Lamentablemente el ejército mexicano, la defensa nacional, ha sido una de las instituciones más nacionalistas y reacias a la cooperación internacional, en particular con Estados Unidos. Esto es un obstáculo importante.
RFI. ¿Existe en México una instancia que centralice la inteligencia civil y que lleve a a cabo tareas de investigación relacionadas con la delincuencia organizada?
No. Y, sin embargo, ése es un tema fundamental para Estados Unidos. Es complicado por eso establecer una agenda interinstitucional en materia de intercambio de información de inteligencia, ya que no hay agencias dedicadas a este tema en relación al combate de la delincuencia organizada. La inteligencia militar es la que ocupa ese espacio, en particular tanto la inteligencia del ejército como de la marina. Éstos son obstáculos importantes.
RFI. Washington desembolsó 3.300 millones de dólares en asistencia militar y asesorías en la iniciativa Mérida. Estados Unidos asegura que la Iniciativa Mérida fortaleció la cooperación, el profesionalismo y la transparencia de las agencias policiales mexicanas. El nuevo marco sustituirá ese programa, que el presidente izquierdista Andrés Manuel López Obrador dio por terminado señalando que su país no quería más armas ni helicópteros para someter a los poderosos cárteles. ¿Por qué fracasó la iniciativa Mérida?
No hubo esquemas de monitoreo por parte tanto de instancias mexicanas como estadounidenses que incidieran en la revisión y el cambio de orientación de la Iniciativa Mérida durante su implementación. Una fiscalización de este programa México y Estados Unidos ha sido imposible.
RFI. ¿Se cumplieron los objetivos de la iniciativa Mérida?
Sí, pero no dieron los resultados esperados. El principal objetivo era desarticular las organizaciones criminales que operan en México. Eso se logró, se desarticuló a los Zetas, se logró desarticular al cartel de los Orellana Félix, se logró minimizar la capacidad del cuartel de Juárez, pero ello no implicó que se redujera el tráfico de drogas hacia Estados Unidos y tampoco el tráfico de armas de Estados Unidos hacia México. El objetivo se logró, pero no se logró disminuir las capacidades de estas organizaciones criminales. Y, al contrario, se fortaleció el cartel de Sinaloa, creció el cartel Jalisco Nueva Generación y además se atomizaron muchos de esos grupos criminales que se desarticularon y se crearon bandas criminales que operan en distintas partes del país.
RFI. México quiere frenar el paso de armas de EEUU a México, de hecho, ha interpuesto demandas en EEUU contra empresas de armas, ¿Cómo pasan las armas a México y qué hay que hacer para frenar ese tráfico?
La vía más relevante es la frontera entre México y Estados Unidos. Y en ese sentido tiene que ver con una oferta muy importante en los cuatro estados de la unión americana que colindan con México en donde se han calculado entre 12.000 y 15.000 puntos de venta de armas de alto poder y de todo tipo. Es muy fácil para ciudadanos mexicanos que pueden cruzar legalmente la frontera comprar estas armas y cruzarlas hacia México en lo que se llama trafico hormiga. Los grupos criminales mexicanos también recurren a ciudadanos estadounidenses para que compren estas armas y crucen legalmente hacia México con las armas y muchas lo hacen en sus automóviles con las armas desarmadas y así es más difícil la detección. Es una frontera sumamente porosa con una muy poca capacidad tecnológica para poder identificar cuándo se están cruzando este tipo de armas en la frontera.
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