Ubicado a orillas del Támesis, el histórico palacio de Westminster, también sede del parlamento británico, se está cayendo a pedazos y lo hace más rápido de lo que puede arreglarse. Así lo afirmaron sus responsables y señalaron las grietas en la estructura, los daños causados por el agua y los obsoletos sistemas eléctricos y mecánicos.
Se trata de uno de los edificios más emblemáticos de Londres y más reconocibles del mundo, considerado Patrimonio Mundial de la UNESCO. Construido por primera vez en 1099 por el rey Guillermo II, su arquitectura gótica fue remodelada en varias ocasiones a lo largo de su historia. Concretamente, tuvo que ser casi totalmente reconstruido tras un gran incendio sucedido en 1834 y, ahora, después de una inspección de un total de 4700 horas, el veredicto fue claro: necesita de una urgente restauración.
“Este edificio requiere un nivel considerable de cuidados para mantenerlo en funcionamiento y necesita un programa esencial de restauración”, afirmó Jacob Rees-Mogg, ministro encargado de las relaciones con el parlamento, a la agencia AFP. “Debemos ser capaces de justificar este proyecto ante los contribuyentes”, añadió al presentar el informe sobre la situación del edificio.
El palacio resulta una mezcla de construcciones de varias épocas en donde se reúnen, en sus respectivas salas, la Cámara de los Comunes y la Cámara de los Lores. El lugar tiene cuatro plantas con una superficie total equivalente a 16 campos de fútbol. Además, también alberga la famosa Torre de Isabel, finalizada en 1859, donde se encuentra la campana del Big Ben que está siendo restaurada desde 2017.
Pero, a pesar de lo apremiante de la remodelación, el alto costo que implica -estimado en 4300 millones de libras- complicó la aprobación de las obras que los legisladores no votarán hasta 2023.
“Es importante comprender y establecer las obras de restauración necesarias para proteger el edificio, de modo que se centren en los trabajos esenciales necesarios para preservar el palacio para las generaciones futuras”, enfatizó Rees-Mogg.
En el comunicado, las autoridades señalan que, a pesar de haber intensificado los trabajos de mantenimiento, Westminster “se cae a pedazos más rápido de lo que se puede arreglar”. El costo anual de mantenimiento y de los proyectos en curso se duplicó entre 2016 y 2019, pasando de 62 millones de libras a 127 millones.
Según el informe, la construcción se encuentra en tal estado que tiene riesgos de incendio, inundación o caída de piedras. Además, quienes inspeccionaron el lugar encontraron daños en muchos de sus elementos históricos, como las vidrieras victorianas originales, que se están deformando y hundiendo por el paso del tiempo.
A su vez, los expertos descubrieron un enorme sótano con “kilómetros de tuberías anticuadas y entremezcladas de gas, electricidad, agua, calefacción y alcantarillado”. De hecho, se cree que el palacio puede albergar el sistema de iluminación a gas más antiguo del mundo que todavía se encuentra en uso.
Si quieres recibir en tu celular esta y otras informaciones descarga Telegram, ingresa al link https://t.me/albertorodnews y dale click a +Unirme.