Estados Unidos y el Reino Unido alertaron este sábado a Rusia de las «graves consecuencias» que acarrearía una eventual incursión de sus tropas en Ucrania, en el comienzo de la reunión de los ministros de Exteriores del G7.
Los jefes de la diplomacia británica, Liz Truss, y estadounidense, Antony Blinken, se reunieron antes del inicio de la cumbre que se celebra este fin de semana en Liverpool (norte de Inglaterra) y coincidieron en apoyar a Ucrania y en su «profunda preocupación» por la acumulación de tropas rusas junto a la frontera con ese país.
«Ambos dijeron que cualquier incursión por parte de Rusia sería un error estratégico para el que habría serias consecuencias», señaló un portavoz del Ministerio británico de Exteriores en un comunicado.
Truss y Blinken convinieron asimismo en la importancia de «defender y promover la libertad y la democracia», así como en la necesidad de que el G7 muestre un frente unido en ese sentido.
Ambos abordaron de igual manera las negociaciones nucleares con Irán, que se han reanudado en Viena, y subrayaron la necesidad de que el país asiático «se involucre significativamente» para tratar de llegar a un acuerdo.
La cooperación bilateral en aspectos como la tecnología o la seguridad, así como la iniciativa «Reconstruir mejor el mundo» para financiar infraestructuras en los países en desarrollo tras la pandemia, fueron otras de las cuestiones abordadas por Truss y Blinken.
Posteriormente, la anfitriona británica se reunió con la nueva ministra alemana de Exteriores, Annalena Baerbock, a quien felicitó por su nombramiento y dio la bienvenida a las reuniones del G7.
Ambas coincidieron en la importancia de que el grupo de los siete países más desarrollados (Reino Unido, Francia, Alemania, Italia, Estados Unidos, Japón y Canadá, más la Unión Europea) haga frente común en la crisis ucraniana.
También resaltaron que los países democráticos deben alzarse frente a «los regímenes autocráticos que amenazan el mundo libre».
Truss y Baerbock abordaron igualmente el problema con el Protocolo de Irlanda del Norte, que Reino Unido pretende enmendar, y acordaron la «ambición compartida de una solución pragmática» que sea satisfactoria para los norirlandeses.
La británica pasó el relevo simbólico a Baerbock de la presidencia del G7, que corresponderá a Alemania a lo largo de 2022.
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