El 80% de las víctimas de trata de personas en Honduras son mujeres y niñas, un flagelo «invisibilizado» en el país centroamericano y cuyo combate requiere una atención diferenciada, según un estudio divulgado este jueves en Tegucigalpa.
«En Honduras, las víctimas son en un 80 % mujeres y niñas en modalidades de explotación sexual comercial y servidumbre», señala el estudio presentado por la Asociación Calidad de Vida.
En los últimos años, se ha identificado «un incremento en casos de pornografía infantil como parte de la explotación sexual comercial en niñas y niños en el país», agrega el documento «Caracterización psicosocial de las mujeres víctimas de trata de personas» en Honduras.
Debido a la crisis causada por la pandemia de covid-19 y las tormentas tropicales Eta e Iota, que azotaron Centroamérica en noviembre de 2020, es «evidente el aumento en la vulnerabilidad de la población en general y exacerbó la condición de los que ya se encontraban en este estado, incrementándose el riesgo de ser víctima del delito», subraya el documento.
El sistema patriarcal es un factor de riesgo común para las mujeres y niñas, ya que «normaliza» la explotación de sus cuerpos y las vidas de ellas, añade.
Las niñas y adolescentes son utilizadas en «actos ilícitos y también para la explotación sexual a lo interno de los grupos criminales», destaca el informe.
ATENCIÓN DIFERENCIADA
La directora de Calidad de Vida de Honduras, Ana Cruz, pidió una atención diferenciada a las víctimas de trata de personas.
«Para trabajar el tema de trata y dar atención a víctimas, tenemos que conocer esa diferenciación que existe entre cada una de las modalidades», dijo Cruz a Efe.
Señaló que las mujeres que viven en hogares violentos y pobres son las «más vulnerables» a ser víctimas de trata de personas.
«Debemos trabajar de manera diferenciada, porque no es lo mismo dar un tratamiento a una víctima de explotación sexual que ha sufrido abortos, problemas de anorexia, que la atención que le vamos a dar a una víctima de reclutamiento forzado» explicó Cruz.
La explotación sexual comercial supone la principal manifestación de la trata de personas y «las más visible» en Honduras, afirmó la activista.
Sin embargo, Cruz cree que el trabajo forzado es la modalidad que «más existe» en el país, pero es «más invisibilizado porque las víctimas no se dan cuenta de que son explotadas».
HONDURAS, PAÍS DE ORIGEN Y TRÁNSITO DE TRATA
Según el estudio, Honduras es un país de «origen y tránsito para la ocurrencia de trata de personas y la explotación sexual», delitos que con frecuencia son vinculados a «una seria de condiciones de vulnerabilidad de las víctimas y al interés desmedido de personas o grupos delictivos que se lucran de la comercialización de seres humanos».
Los tratantes de personas «conocen las necesidades de sus víctimas y las vulnerabilidades que identifican en ellas son su mayor arma de control», añade el informe.
Además, están cerca del círculo de confianza de la víctima, no operan solos y crean lazos afectivos.
La trata de personas es un delito «complejo y con implicaciones transnacionales», y está vinculado con «acciones que pueden tipificarse como delitos como el lavado de dinero, la defraudación tributaria, el cohecho, sobornos a funcionarios, tráfico ilícito de migrantes y desapariciones forzadas», señala el estudio.
Honduras debe ampliar la formación de funcionarios públicos sobre la trata de personas, sentencias, fortalecer las unidades de investigación, crear mecanismos eficaces y garantizar fondos para la reparación digna de las víctimas, destaca el documento.
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