Un informe encargado por el obispado de Tréveris, en el oeste de Alemania, reveló este viernes que en un internado católico de la región, clausurado en 1983, los alumnos fueron sometidos durante décadas a abusos sexuales y violencia física.
El informe recoge los testimonios de 54 exalumnos que residieron en el internado Albertinum, ubicado entre Tréveris y Bonn, entre 1946 y 1983; muchos de ellos presentan a día de hoy secuelas psicológicas por las experiencias que vivieron entonces.
Los testimonios acusan a un total de 12 empleados del internado de ejercer de forma regular violencia física -que entra en la categoría de «maltrato infantil» según los autores del informe- para castigar a los alumnos incluso por las infracciones más nimias.
Además, los tres directores de la institución, todos ellos sacerdotes, así como un lego, ejercían violencia de carácter sexual y según el informe llegaron a violar a algunos alumnos.
Los autores del documento destacan que los alumnos se encontraban totalmente aislados del mundo exterior, algo que los presuntos perpetradores fomentaban para garantizar «su posición de poder ilimitado».
Uno de los afectados, Marzellus Boos, cuyo hermano, también alumno del internado, murió por suicidio a consecuencia de los abusos, afirmó este jueves en declaraciones a la cadena pública SWR que «los verdaderos culpables están en el obispado».
El obispo Stephan Ackermann, que había encargado el informe, afirmó sentirse «dolorosamente conmovido» tras la presentación del documento, así como «avergonzado» de que niños y adolescentes sufrieron en un establecimiento del obispado, cuyo fin hubiera sido «fomentar el desarrollo de su personalidad y darles una oportunidad de cara al futuro».
En un comunicado, Ackermann calificó las décadas de abusos de «página negra en la historia» del internado y se comprometió a hacer que «se aprenda de esta situación» y se saquen «consecuencias» de cara al futuro.
La noticia llega pocas semanas después de que un informe encargado por la archidiócesis de Múnich y Freising desencadenara graves críticas contra responsables eclesiásticos entre los que se cuenta el papa emérito Benedicto XVI por haber encubierto o ignorado varios casos de abusos. EFE
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