El primer chef venezolano Ricardo Chaneton, ofrece en su restaurante Mono, un viaje a la variada y colorida cocina latinoamericana, que le ha valido para convertirse en el primer venezolano en obtener una estrella Michelin.
Chaneton se formó en España y Francia antes de triunfar en Hong Kong, durante una entrevista a la AFP indicó que asumió el reconocimiento con mucho orgullo y por ello está representado a la gastronomía venezolana y latinoamericana en el continente asiático.
«Un peso muy lindo de responsabilidad en las espaldas».
«De aquel lado del mundo todos nos están viendo. El hecho de ser el primer venezolano en tener una estrella Michelin hace que la gente ponga los ojos en ti», aseguró.
«Pero les tengo que decir que no se preocupen, porque estamos representando nuestro continente y nuestro país de la mejor manera que podemos, que es cocinándolo, compartiéndolo con mucha nostalgia y mucha memoria», añade.
El local inaugurado en el año 2019, es aromatizado con palo santo antes de cada servicio, la barra y los estantes están decorados con productos típicos de América Latina como nopal, yuca, maíz o cacao traído de Ecuador, que ellos mismos fermentan para hacer chocolate.
Además, el restaurante cuenta con arte venezolano, a través de un collage representativo de Caracas y el cerro El Ávila con billetes de bolívares recortados realizados por un artista venezolano amigo de Chaneton.
«No queremos hacer una cocina tradicional 100%, sino nuestra percepción y nuestra forma de interpretación de las nostalgias y las memorias gustativas y de nuestras familias», asegura Chaneton.
En el año 2021 el restaurante Mono entró en la lista 50 Best Asia de la revista Restaurant, el primer local latinoamericano en conseguirlo en este continente, en la edición de 2022, publicada esta semana, escaló de la posición 44 a la 32.
Chaneton dudó si un restaurante latino encajaría en el Lejano Oriente y catalogó su local como «francés contemporáneo», la cultura gastronómica de la que se enamoró junto al chef argentino Mauro Colagreco en su prestigioso Mirazur, en el sur de Francia.
«Ese elemento francés siempre va a estar ahí, pero yo soy nacido en Venezuela, de abuela colombiana y abuelo argentino, y ahí fui poniendo mi salsa», indicó.
En sus platos mezcla pichón de Racan de Francia con chimichurri y jicama, langosta de Bretaña con cuatro elaboraciones distintas del maíz o colmenillas y foie-gras con un mole de 21 ingredientes.
No se olvida tampoco de los sabores de las calles latinoamericanas, reinterpretando arepas, tacos o hallacas, que sirven especialmente en Navidad como marca la tradición venezolana.
«Lo más bonito del Mono es que es una ventana en Asia a la gastronomía refinada latinoamericana», afirma.
«Si hubiera ganado esa estrella haciendo cocina francesa, no hubiera tenido el mismo peso».
Hace 14 años Chaneton salió de Venezuela para realizar unas prácticas de tres meses en el restaurante del chef español Quique Dacosta, los tres meses se convirtieron en un año y viajó hacia la Costa Azul francesa, al Mirazur de Colagreco, reconocido en 2019 como mejor restaurante del mundo pero que, para Ricardo, siempre será «su casa».
«Hace 14 años salí de Venezuela, hace 12 que no voy. Tengo bastante gente que me ha escrito para ir a cocinar, a redescubrir mi país, tengo unas ganas enormes de volver. Ahora, quedarme, no lo sé (…) Pero nunca digas nunca», añadió.
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