Mercedes Malavé, dirigente del partido Unión y Progreso -cuyo coordinador nacional es Eduardo Fernández-, defendió este miércoles la realización de terapias de conversión contra personas lesbianas, gais, bisexuales y transexuales (LGBT+), unas prácticas que han sido calificadas por Naciones Unidas como “tortura”.
“Hubo una época en que los tratamientos psiquiátricos eran muy tortuosos, a la gente le metían electricidad para resetearle el cerebro, los tratamientos psiquiátricos eran muy dolorosos, hasta que llegaron después psicólogos como Freud, Jung y otros y empezaron a aplicar terapias donde el paciente se sentía más a gusto y donde hacían psicoanálisis. Decir que todos los psiquiatras o que todas las terapias a las que acuden personas con problemas de personalidad son malas o son torturas, me parece una generalización que no tiene sentido“, intentó justificar durante una conversación con el periodista Vladimir Villegas.
A pesar de que la ONU ha advertido que las denominadas “terapias de conversión” causan profundos traumas físicos y psicológicos a las personas que las sufren al punto de ser equivalentes a tortura u otros tratos crueles, inhumanos o degradantes, Malavé calificó como “propaganda” estas denuncias.
La política socialcristiana avaló la existencia de estas terapias por “si hay otros que quieren ir porque les ayuda”.
Durante la entrevista, Malavé también defendió lo que calificó como “la institución de la familia”, que a su juicio la conforman hombre y mujer.
Además, pretendió vincular al movimiento LGBT+ con el delito de la pedofilia, al ser consultada por los abusos en la Iglesia católica.
“Sería bueno preguntarle a los grupos LGBT si después le van a poner una P a su bandera, a sus siglas, porque hay quienes dicen que es legítimo tener esos impulsos o esa inclinación. A mí me parece terrible”, dijo.
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