El cadáver de la ginecóloga, Alexandra Soria, fue encontrado abandonado en la cajuela de su auto por la Policía de Quito el 21 de agosto de 2016, luego de llevar dos días desaparecida.
Alexandra tenía una exitosa carrera como ginecóloga, era accionista de una compañía de servicios médicos y tenía un consultorio privado. Como fruto de su trabajo había comprado una casa en un condominio privado donde vivía con su familia.
Alexandra vivía su nieta de apenas un año y su hija Camila quien era estudiante de una universidad privada de Quito, la madre y su hija cuidaban de la bebé para que ella pudiera estudiar, pero la joven desmejoró sus calificaciones y para el 2016 había reprobado tres veces una materia, lo que provocó que sea expulsada de la Facultad.
Al enterarse Alexandra que su hija Camila no podría seguir sus estudios, luego de invertir más de USD 6.000, la ginecóloga enfureció le dijo que no la iba a mantener, que debía devolverle el dinero que había pagado en la universidad y que buscara un empleo.
Según declaró Camila, su madre salió a las 16h30 de su casa y fue a su consultorio privado. Era el 19 de agosto de 2016. Alexandra manejaba un auto de color verde oscuro y su hija Camila tenía un carro rojo. Cuando Alexandra salió de su casa ese 19 de agosto se subió en su auto verde..
El mismo día del pleito entre Camila y Alexandra, dos amigos de la hija llamdos Óscar y Daniela la contactaron para visitarla en su casa. Al llegar, recuerda Óscar, esperaron cerca de 15 minutos a que Camila les abriera la puerta. Al encontrarse con su amiga la notaron extraña, indiferente. En esa reunión Camila estaba acompañada por un hombre al que solo lo presentó como un amigo, sin decir su nombre. Según Óscar, el ambiente era tan incómodo en la casa de Camila que él y Daniela no se quedaron más de 15 minutos y regresaron cada uno a su casa.
Óscar contó a la fiscalía que luego de que él fuera a dormir, cerca de la 1 de la madrugada del 20 de agosto de 2016, Camila empezó a llamarlo. Al contestarle, Camila estaba casi llorando, le dijo que su mamá no aparecía y que por favor la acompañe. Óscar tomó su auto y volvió a la casa de Camila, llegó casi a las 2 de la mañana.
Cuando Óscar se encontró nuevamente con Camila, ella estaba muy nerviosa, pero no lloraba. Él solo trataba de calmarla y le preguntó si ya había avisado a la Policía sobre la desaparición de su mamá. Camila dijo que no y que llamaría a su hermana y a su abuela.
Lizeth, la otra hija de Alexandra y su abuela Juana llegaron a las 2.30 a ver a Camila. En ese momento, Camila despidió a Óscar y le dijo que su familia se encargaría de hacer la denuncia, sin embargo, a las 22 del sábado 20 de agosto, Camila empezó a llamar nuevamente a Óscar. En esa conversación, Camila le dijo que los agentes de criminalística iban a interrogarlo y le pidió que mintiera y dijera que el día anterior estuvo junto a ella todo el día, hasta las 23.
Esa era solo una de las mentiras que Camila inventaría. Para lograr tener una coartada, Camila sostuvo que su madre salió a trabajar y nunca regresó. Sin embargo, las cámaras de seguridad del conjunto donde vivían demostraron que Alexandra regresó a su casa, ese viernes 19 de agosto a las 20.30. Llegó en su auto verde al que estacionó cerca del auto rojo de Camila,
En las cámaras también se observó que el auto verde de Alexandra salió del conjunto a las 23 de ese viernes. Dos personas estaban en ese auto, una era Camila y otra era un varón corpulento. También en la grabación se ve que Camila regresó algunas horas después a su casa, pero lo hizo en un taxi.
El 21 de agosto de 2016, a las 2.30, los agentes de criminalística encontraron el auto de Alexandra abandonado en una carretera. Al abrir la cajuela encontraron el cadáver de Alexandra que ya estaba descomponiéndose, había un charco de sangre seca y había indicios de que se intentó limpiar el vehículo.
La necropsia determinó que Alexandra murió luego de que fuera golpeada por lo menos siete veces con un objeto contundente en su cabeza. Sus rodillas estaban destrozadas y tenía un sinnúmero de heridas en su cuerpo. La última persona en usar el auto de Alexandra fue su hija Camila.
Dentro de los testimonios que recogió la Policía está el del guardia Elías Borbor que cuidaba el ingreso al conjunto de viviendas, el cual contó que la tarde del sábado, 20 de agosto, un día después del asesinato, Camila llamó a los guardias y de forma prepotente les ordenó eliminar las grabaciones de las cámaras de seguridad este se negó.
Ese viernes las tarjetas bancarias de Alexandra fueron usadas para retirar dinero en tres cajeros automáticos en distintos lugares de Quito. Esto habría sucedido luego del asesinato. Camila conocía los datos y claves bancarias de su madre y, valiéndose de Francisco Arias, un amigo de la ex pareja de Camila, retiró los montos máximos que se pueden retirar desde los cajeros automáticos.
Camila cambió tres veces su versión sobre lo que sucedió, primero se declaró inocente y aseguró que nunca podría obrar en contra de su madre, a quien amaba. En esa declaración, la joven de 20 años involucró a un guardia de seguridad de la urbanización, Víctor Gil Zambrano.
Según Camila, el guardián la ayudó a entrar a su casa al saltar una reja para abrirle la puerta. Luego, en lugar de retirarse Víctor la habría amenazado diciendo que le dé USD 5.000 o que se llevaría a la bebé. Por ello, Camila habría retirado el dinero de los cajeros, sin embargo, como solo pudo obtener USD 500, Víctor enfureció y mató a Alexandra.
En la reconstrucción de los hechos que realizó la Fiscalía, Camila se habría contactado con el guardia Víctor para ofrecerle dinero a cambio de que matara a Alexandra. La hipótesis de la Fiscalía se basa en los resultados de los análisis del vehículo donde se encontró el cadáver de Alexandra y en donde aparecieron las huellas dactilares de Víctor Gil Zambrano.
Las pruebas que encontró la Fiscalía revelan el espeluznante crimen. Camila y Víctor esperaron que Alexandra llegara del trabajo para interceptarla y matarla a golpes.
El asesinato habría sucedido en el garage de la casa de Alexandra, debido a un charco de sangre que se encontró y que las paredes también estaban manchadas, así como los zapatos de Camila, quien caminó alrededor de su cadáver. Luego de presenciar el asesinato de su mamá, Camila tomó a su bebé de un año, la subió en su auto y fue a retirar el dinero de las cuentas de su mamá.
Camila habría cargado el cadáver de su madre hasta la cajuela del auto y condujo más de 30 minutos hasta abandonarlo.
La justicia declaró culpables del asesinato a Víctor Gil Zambrano como autor material a 34 años de cárcel, a Francisco Arias a 8 años en prisión como cómplice por retirar el dinero y a Camila Chamorro como autora intelectual, quien deberá pagar 34 años en cárcel por el homicidio de su mamá.
A pesar de haber sido condenada, Camila trató de heredar los bienes de su madre, pero su hermana Lizeth lo impidió. La joven asesina fue diagnosticada con trastorno de personalidad narcisista y cumple su sentencia hasta el año 2060 en la cárcel de Latacunga.
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