«La lucha de pocos vale por el futuro de muchos», una frase espontánea que marcó una época de protestas antigubernamentales sigue retumbando en el país. Su autor fue Neomar Lander, un joven manifestante que salía a las calles hace cinco años para exigir un futuro mejor, pero la represión del régimen de Maduro le dio un trágico final.
El 7 de junio de 2017 fue vilmente asesinado en la avenida Libertador de Caracas. Su caso ha sido bandera de desde entonces y ha sido incluso tomado en cuenta en las denuncias por delitos de lesa humanidad internacionales, que tiene a toda su familia hasta el día de hoy exigiendo justicia.
Lander perdió la vida tras recibir un impacto una bomba lacrimógena disparada por funcionarios de la Policía Nacional Bolivariana. La noche de su muerte, un hombre haciéndose pasar por el padre de Neomar y el esposo de Zugeimar Armas declaró en el canal estatal Venezolana de Televisión que a Lander le pagaban para asistir a las marchas.
“Cuando vi a Neomar lo abracé, le di la bendición y le dije que yo no iba a descansar hasta lograr la libertad de Venezuela. Inmediatamente que murió Neomar”, fueron las palabras de su madre para entonces.
Neomar Lander era bachiller y no había podido entrar a la universidad porque sus padres no tenían recursos para pagarla. Lander declaró que no estaba estudiando porque planeaba emigrar a España, a pesar de expresar de que no quería irse del país.
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