«No hay nada raro, es otra novela de los periodistas que se aburren cuando no pueden hablar más de la interna (entre Alberto Fernández y Cristina Kirchner)». Esta reflexión, lanzada a Clarín por una importante voz del Gobierno, se replicó en la reunión de Gabinete que este miércoles, con la sorpresiva presencia del Presidente, se realizó en Casa Rosada.
Fue a propósito del escándalo del avión venezolano-iraní retenido en Ezeiza con 19 tripulantes que son investigados por la Justicia luego de que distintas agencias internacionales alertaran sobre sus movimientos.
En un contexto en el que varios de los ministros no contaban con información más que la que encontraron en los medios de comunicación, el Gobierno buscó unificar el discurso luego de que distintas voces dieran versiones contradictorias y, como contó este diario, quedaran al descubierto fuertes reproches entre las áreas involucradas.
El diagnóstico que se hizo puertas adentro del Salón Eva Perón fue en esa línea. «Es un error de comunicación, nos dejamos correr por los pedidos de notas de los periodistas y cada uno dijo algo distinto», aportó una fuente inobjetable del Gobierno al cabo de la reunión.
Lo curioso fue que antes del encuentro se sumaron más contradicciones. Primero el jefe de Gabinete, Juan Manzur, se despegó de la teoría de Agustín Rossi. quien había dicho que los cinco iraníes eran «instructores de vuelo» y que «a los (14) venezolanos les estaban enseñando a pilotear». El gobernador de Tucumán en uso de licencia evitó respaldar sus dichos y se diferenció: «(Esa) es la impresión de quien conduce un área importante del Estado. Cada uno de los funcionarios ya dio sus explicaciones y hoy está en manos de la Justicia, dejemos que investigue», esquivó.
Sin embargo, minutos más tarde, el ministro de Seguridad, Aníbal Fernández, el otro habitual vocero matutino de las reuniones de Gabinete, quien inicialmente había reconocido que recibieron información «de la pertenencia de parte de la tripulación a empresas relacionadas con la Fuerza Quds de la Guardia Revolucionaria de Irán», refrendó los dichos de Rossi.
«Hasta ahora no hemos encontrado nada que diga que tiene que ver con otra cosa, por lo que es una de las posibilidades ciertas», dijo el funcionario al ingresar la explanada de Avenida Rivadavia. «Nunca lo escuché a Rossi decir pavadas, es un análisis muy concreto, seguramente lo ha chequeado con los responsables de los gremios que trabajan en este tema y lo han dado como normal».
Con la portavoz Gabriela Cerruti y el secretario de Medios, Juan Ross, presentes en la reunión, el Gobierno se propuso dar por cerrado el capítulo y se acordó unificar posiciones. «Todo lo actuado fue correcto», se limitó a decir Manzur en la conferencia de prensa posterior.
En tanto, Aníbal F. aclaró que las alertas que recibió su ministerio fueron»con posterioridad» a que aterrizara el avión y que fueron «respecto del avión, no de las personas». «Solamente respecto de las personas hay una particular indicación sobre (el piloto) Gholamreza Ghasemi, que es uno de los tripulantes, que tiene un nombre homónimo con participación en las Fuerzas Revolucionarias iraníes. Pero nada más que la condición de homónimo», remarcó. El funcionario insistió que el avión nunca apagó el «transporter».
Luego, aportó una información: «Hace minutos, esto sí no hablamos con ustedes, del chequeo nuestro realizado por la Policía Federal no surge ninguna data que cambie lo que había sucedido hasta este momento».
Con todo, aferrado a la teoría Rossi, el Gobierno intentará dar por cerrado el tema. Prepara, con ese objetivo, un comunicado de prensa y, al mismo tiempo, los voceros de los ministros fueron convocados para bajarles línea de que no se habla más del avión sin autorización de la Casa Rosada.
En el Ejecutivo creen que en los próximos días, la aeronave y los tripulantes podrán dejar la Argentina. Mientras, se abrió una nueva línea de investigación a partir de una información revelada por el periodista Adrián Ventura en TN: sostiene que antes de que se destapara el escándalo, un funcionario aeronáutico, al tanto de las irregularidades del avión, presionó a las petroleras para que abastecieran de combustible a la aeronave y pudiera despegar. Pero las empresas Axion, Shell e YPF se negaron con el argumento de que podían ser sancionados por EE.UU. por colaborar con la firma.
Con información de El Clarín