Horas después del triunfo en las urnas, Gustavo Petro empezó a analizar con cabeza fría su posible equipo de colaboradores. El presidente entrante se aisló de la opinión pública durante dos días, meditó el paso a seguir y entendió que, como muchos otros mandatarios, tendrá que conformar un gabinete más allá de la izquierda que lo respaldó en las urnas.
La unidad nacional de la que habló en su discurso de victoria significa acercar a otros partidos, conformar una aplanadora a su favor en el Congreso y garantizarles una representación en la Casa de Nariño.
A Petro le gustaría que su ministro de Hacienda sea José Antonio Ocampo, un curtido economista que conoce como pocos las finanzas de la nación. Ha sido director nacional de Planeación, ministro de Agricultura, codirector del Banco de la República y director de la Cepal, entre otros cargos.
SEMANA se comunicó con Ocampo, profesor de tiempo completo en la Universidad de Columbia, en Estados Unidos, y dijo que este domingo viajará a Bogotá. No confirmó la aceptación del cargo, pero dejó entrever que le gustaría. “No puedo decir nada. Yo no he dicho que no (acepto)”, respondió sonriendo.
El exrector de la Universidad de los Andes Alejandro Gaviria le genera confianza al mandatario para manejar las finanzas, pero él no quiere repetir en un ministerio. Prefiere hacerse a un lado para aspirar a la Alcaldía de Bogotá en 2023.
Carolina Soto, su esposa, está en la baraja para ocupar el Ministerio de Hacienda y su nombre genera aceptación en el Pacto Histórico. Además de su experiencia académica, fue codirectora del Banco de la República. Petro dejó claro que su gabinete será paritario, es decir, hombres y mujeres tendrán igual representación. La exministra Cecilia López también está entre las opcionadas, pero le dijo a este medio que, hasta ahora, no le habían hecho ningún ofrecimiento. “No sé nada, no me han dicho nada”, expresó.
El nombre del ministro de Hacienda será uno de los primeros que revelará Petro porque le permitirá enviar un mensaje de tranquilidad a las bolsas, en medio de las alzas del precio del dólar y la caída de las acciones de Ecopetrol durante la última semana.
El senador liberal Luis Fernando Velasco es otro que hará parte del nuevo Gobierno. Fue uno de los primeros en abandonar el oficialismo de su partido y respaldar la candidatura de Petro. Si nada extraordinario ocurre, Velasco podría ser el ministro del Interior. Lleva más de 24 años trabajando en los pasillos del Congreso, fue concejal, secretario de Gobierno, alcalde, consejero presidencial y congresista. Ese fogueo le permitiría a Petro tender puentes con el Congreso, donde tendrá mayorías.
Asimismo, Velasco también podría ocupar la cartera de Minas y Energía porque se especializó en el Congreso en asuntos energéticos, o incluso el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo. Él tiene una buena relación con el sector industrial y fue fundador de la Cámara Colombiana de la Confección. Petro tendrá la última palabra.
El exdirector del Sena Alfonso Prada podría ser el próximo jefe de gabinete, uno de los cargos de mayor poder en la Casa de Nariño porque coordina a todos los ministerios. Prada suena además como ministro del Interior si el pulso no se lo gana Velasco. También podría terminar en la secretaría general de la Presidencia, cargo que desempeñó en el Gobierno de Juan Manuel Santos.
El nombre de Luis Gilberto Murillo, la exfórmula vicepresidencial de Sergio Fajardo, cada vez toma más fuerza como embajador de Colombia en Estados Unidos. Lo conocen en el Congreso americano, trabajó en el Banco Mundial, en la Usaid y formó parte del Banco Interamericano de Desarrollo. Además, se convertiría el primer embajador afrocolombiano en Washington.
Esta semana, se conoció que los senadores Alexánder López y Gustavo Bolívar tendrían intenciones de acompañar a Petro en el Gobierno. Sin embargo, Gustavo Petro ya les dijo que los necesita en el Congreso, al menos en el primer año.
Catalina Velasco, quien fue funcionaria de la Alcaldía de Petro, y es una de las personas de mayor confianza del presidente electo, podría encajar en la Dirección de Planeación Nacional, dijeron a SEMANA líderes del Pacto Histórico que pidieron omitir su identidad. Ricardo Roa, quien gerenció la campaña presidencial, podría llegar al Ministerio de Minas y Energía, o a la presidencia de Ecopetrol.
Por los lados de la Alianza Verde hay tres competidores fuertes que aspiran a tener un guiño en el Gobierno. El exgobernador de Nariño Camilo Romero encajaría en el Ministerio de las TIC, incluso, en el MinAmbiente, pero en marzo de 2022 la Procuraduría lo llamó a juicio disciplinario por las presuntas irregularidades en la contratación de aguardiente cuando administró su departamento. También está el senador Jorge Londoño, exministro de Justicia en el Gobierno de Juan Manuel Santos, quien podría ocupar la cartera de Agricultura, o la senadora Sandra Ortiz, en el MinDeporte. Sin embargo, es incierto predecir cuántas cuotas burocráticas otorgará Petro por partido político.
SEMANA conoció que el MinTIC es uno de los cargos más apetecidos. Además de Camilo Romero, el equipo político del alcalde de Medellín, Daniel Quintero, ha venido mostrando interés en dicha cartera. No está descartado que Diana Marcela Osorio, hoy gestora social de la capital paisa, llegue al Gobierno.
Armando Benedetti se convirtió en la mano derecha de Petro en la campaña y en el Pacto Histórico creen que estaría en la Secretaría General o en la Secretaría Privada del Palacio de Nariño. Otro escenario es que Benedetti prefiera competir por la Alcaldía de Barranquilla en 2023.
Se especula que Henry Acosta –el hombre que acercó al Gobierno de Juan Manuel Santos con las Farc– estaría en la Alta Consejería para la Paz, pero hay quienes estiman que un perfil más diplomático sería el del exministro del Interior Guillermo Rivera.
El abanico es grande. Así como hoy pueden sonar unos nombres, mañana serán otros y algunos de los mencionados pueden quedar por fuera de la baraja.
De todas maneras, Petro deberá jugar entre la propuesta de cambio, paridad, renovación, juventud, experiencia y las hojas de vida que le sugieran los partidos que harán parte de la unidad nacional. Un verdadero ejercicio de equilibrio político que deberá ejecutar desde la Casa de Nariño.