El virus de Epstein-Barr se encuentra latente en el 94% de las personas y, a la vez que es el causante de la mayoría de los cuadros de mononucleosis, también produce una enfermedad muy poco frecuente, como es la esclerosis múltiple (EM), de la que solo se registran 36 casos cada 100 mil habitantes.
Según una investigación de más de dos décadas realizada por la Universidad de Harvard, cuyos resultados fueron publicados en enero último en la revista Science, la esclerosis múltiple, una enfermedad progresiva para la que todavía no hay una cura definitiva, “está probablemente” causada por la infección con el virus de Epstein-Barr, que provoca la mononucleosis, conocida como enfermedad del beso.
La esclerosis múltiple, que afecta a 2,8 millones de personas en el mundo, es una enfermedad inflamatoria crónica del sistema nervioso central que ataca las vainas de mielina que protegen las neuronas del cerebro y la médula espinal. En algunos casos puede empeorar hasta provocar dificultades para hablar y caminar. Suele presentarse en forma repentina entre los 20 y los 40 años de edad. En la Argentina, la enfermedad afecta a unas 17 mil personas.
Aunque no se conoce su causa, uno de los principales sospechosos es el virus de Epstein-Barr, un virus herpes presente en la saliva (por eso se lo conoce como la enfermedad del beso) que puede causar mononucleosis infecciosa y que establece una infección latente y de por vida en el huésped.
La investigación liderada por la Universidad de Harvard, siguió a más de 10 millones de reclutas militares en los Estados Unidos e identificó a 955 que fueron diagnosticados con esclerosis múltiple durante su periodo de servicio.
La hipótesis de que el virus de Epstein-Barr (VEB) cause la esclerosis múltiple ha sido analizada por diversos grupos científicos durante varios años, pero “este es el primer estudio que aporta pruebas convincentes de causalidad”, dijo en su momento el autor principal de la investigación, el epidemiólogo italiano Alberto Ascherio, de la Escuela de Salud Pública T.H. Chan de Harvard.
Los investigadores de la Universidad de Harvard compararon las muestras de 801 reclutas con las de 1.566 militares que nunca desarrollaron esclerosis múltiple para probar su hipótesis. Así encontraron que la infección por el virus de Epstein-Barr dispara el riesgo de desarrollar la patología autoinmune.
En una entrevista con el diario El País de España, el científico italiano cerró por completo la posibilidad de que una persona contraiga la esclerosis múltiple sino tiene en su organismo el virus de Epstein-Barr. Cuando se le preguntó cuál era el riesgo en ese caso respondió: “Prácticamente cero. Probablemente, la esclerosis múltiple no se desarrolla si una persona no está infectada con el virus. Cuando yo digo que es una causa, digo que es el factor causal del 99,9%, un poquito menos”.
“Yo creo que no hay duda de que la esclerosis múltiple es una complicación rara de la infección con el virus de Epstein-Barr, pero siempre hay otros factores. ¿Que cómo es posible que un virus tan común cause una enfermedad rara? Pues esto no es una excepción, es la regla. El virus de Epstein-Barr causa el linfoma de Burkitt, que es un linfoma raro, y también causa carcinoma nasofaríngeo, que también es muy raro. Muchos virus causan raramente enfermedades graves”, explicó.
El científico, en declaraciones que formuló apenas publicado el estudio, había considerado que esa investigación fue “un gran paso, porque sugiere que la mayoría” de los casos de esclerosis múltiple “podrían prevenirse al detener la infección” por el virus que causa la mononucleosis y que tener el virus de Epstein-Barr como objetivo “podría conducir al descubrimiento de una cura para la esclerosis múltiple”.
Ascherio consideró que la mejor forma de combatir la enfermedad sería hallar una vacuna. Esa, dijo al diario español, “sería la forma más lógica de actuar. Si lo que causa la esclerosis múltiple es una respuesta inmunitaria muy agresiva contra el virus, una vacuna podría modular esa respuesta de forma que sea menos agresiva. La empresa estadounidense Moderna tiene ahora una vacuna experimental contra el virus de Epstein-Barr”, reveló.
La aparición de los síntomas comienza unos diez años después de la infección por el virus de Epstein-Barr, reveló el estudio de la Escuela de Salud Pública T.H. Chan. Para determinar la conexión entre ambas, los investigadores analizaron muestras de suero tomadas cada dos años a los militares. De esta manera determinaron el estado del virus de Epstein-Bar de los soldados en el momento de la primera muestra y la relación entre la infección por este y aparición de la esclerosis múltiple durante el periodo de servicio activo.
El equipo descubrió que “el riesgo de padecer esclerosis múltiple se multiplicó por 32 tras la infección por el virus de Epstein-Barr, pero no cambió tras la infección por otros virus”. “En nuestro estudio investigamos todos los virus conocidos y ningún otro emerge como posible candidato” a provocar esclerosis múltiple, dijo Ascherio.
Los niveles séricos de la cadena ligera de neurofilamentos, un biomarcador de la degeneración nerviosa típica de la esclerosis múltiple, solo aumentaron tras la infección por el virus de Epstein-Barr. Estos resultados, según el equipo de investigadores, “no pueden explicarse por ningún factor de riesgo conocido de la esclerosis múltiple y sugieren que el virus de Epstein-Barr es la principal causa” de esa enfermedad.
Ascherio explicó en su momento que el retraso entre la infección por el virus de Epstein-Barr y la aparición de la esclerosis múltiple “puede deberse, en parte, a que los síntomas de la enfermedad no se detectan durante las primeras fases y, en parte, a la relación evolutiva entre el virus de Epstein-Barr y el sistema inmunitario del huésped, que se estimula repetidamente cada vez que el virus latente se reactiva”.
Ascherio abogó porque se estudie los antivirales como otra opción de combatir la enfermedad. Hay que “probar tratamientos antivirales. Hay algunos estudios en curso, como un ensayo que se está haciendo con células inmunitarias que matan al virus, células T citotóxicas específicas contra el virus de Epstein-Barr. Nosotros mismos intentamos hacer estudios con algún antiviral que tiene eficacia contra el virus, pero no tenemos una bala mágica, un fármaco que mate al virus de forma definitiva. Hay fármacos con actividad intermedia, que disminuyen la proliferación, pero no sabemos si será suficiente”.
Finalmente, recordó otros factores de riesgo de la esclerosis múltiple como es el caso de los fumadores. “Los mecanismos no están claros. Es posible que la inflamación pulmonar pueda tener alguna interacción con el virus de Epstein-Barr”, dijo Ascherio.
“De los factores que se pueden corregir, probablemente el factor más importante sea la deficiencia de vitamina D. El segundo sería el hábito de fumar. La obesidad infantil está asociada a la deficiencia de vitamina D. Algunas personas creen que hay un efecto de la obesidad independiente del efecto de la vitamina D, pero yo no estoy al 100% seguro”, concluyó.
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