Los casos de personas diagnosticadas con la viruela del mono o viruela símica están aumentando en América Latina. Ya se han reportado 449 casos en Brasil, 126 en Perú, 40 en México, 26 en Chile, 13 en la Argentina, 7 en Colombia, 2 Ecuador, 1 en Barbabos y 1 en Panamá. A nivel global, la Organización Mundial de la Salud ha informado que la mayoría de las personas afectadas son hombres jóvenes, aunque ya se registran casos en bebés y niños.
Un grupo de expertos en infectología publicó un artículo en la revista The Lancet Regional Health sobre los desafíos que representa el brote de viruela símica para los países de América Latina. Son profesionales de la región que tienen experiencia en el manejo de enfermedades emergentes o reemergentes. Señalaron cuáles han sido los cambios que se hicieron durante la pandemia por el coronavirus que pueden ayudan a la respuesta frente al avance de la viruela símica. Pero también subrayaron las debilidades de la región.
La viruela símica afectaba más a algunos países de África desde 1970, cuando se describió el primer caso de una persona que había adquirido la infección. En mayo de 2022, se empezó a registrar el brote en países de Europa, y luego se fueron reportando casos en otros países. La mayoría de los países de la región de América Latina “han establecido su vigilancia epidemiológica para detectar casos probables y sospechosos de acuerdo con las definiciones de caso nacionales e internacionales” de la Organización Mundial de la Salud, comentó el grupo de expertos, que incluye a los médicos argentinos Tomás Orduna Susana Lloveras, Gustavo Lopardo y Sergio Verbanaz.
Entrevistado por Infobae, el doctor Orduna comentó: “Por el momento las vacunas y los tratamientos no están disponibles en América Latina. Todos los seres humanos somos susceptibles al virus de la viruela símica. La población tiene que consultar ante los síntomas de la viruela símica y hacer reposo en aislamiento. Hasta el momento, no hubo cuadros graves en la mayoría de los casos”. Para controlar la transmisión -recomendó Orduna- se debe difundir que “las prácticas sexuales entre hombres que tienen sexo con hombres o son bisexuales, a nivel individual o grupal, con múltiples parejas o contactos, son las situaciones de alto riesgo identificadas en la casi totalidad de los pacientes. El contacto íntimo con una persona que tiene la infección puede favorecer la transmisión. Por lo tanto, se debería trabajar con agrupaciones del colectivo LGBTQ+ para dar información fidedigna y así orientar sobre cómo prevenir la infección. Ninguna persona con fiebre, lesión en la piel, u otro síntoma debería tener relaciones sexuales, sino que debe consultar al médico y respetar el aislamiento hasta su recuperación”.
En el trabajo publicado los expertos manifestaron preocupaciones de la comunidad médica porque los tratamientos con fármacos ni las vacunas específicas para la viruela aún no están disponibles en la región. “Sin embargo, -escribieron los expertos- se han planteado múltiples preocupaciones, principalmente desde el sector sanitario, en relación con los tratamientos y la vacunación actualmente disponibles”. A pesar de la ausencia de alternativas terapéuticas específicas para la viruela símica, fármacos con eficacia experimental demostrada y potencial impacto clínico como el cidofovir (especialmente su conjugado lipídico brincidofovir) y el tecovirimat, no están ampliamente disponibles en la región.
Además, aunque se ha implementado la vacunación para los contactos de los casos positivos, “en esta etapa no están disponibles en la mayoría de los países latinoamericanos ni las vacunas a base de virus de vaccinia vivos no replicantes/replicantes con baja reactogenicidad, como Jynneos®, ni las vacunas clásicas contra la viruela”, resaltaron.
Pero también destacaron que como consecuencia de la pandemia por el coronavirus, varios países han aumentado su capacidad actual de pruebas moleculares y han establecido amplias redes de laboratorios que comparten datos de vigilancia genómica. Ese cambio dio lugar a “una mejor preparación contra otras amenazas emergentes”, como el actual brote de la viruela símica.
Sostuvieron que “la mejora en la integración de datos entre los distintos sectores de la sociedad, incluidas las autoridades sanitarias y de salud pública, la mejora de las infraestructuras sanitarias, el uso de fármacos de eficacia y seguridad demostradas, así como la publicación de directrices basadas en pruebas en múltiples países han impedido una expansión a mayor escala de la enfermedad”. Esperan que la mayoría de los casos de viruela símica se presenten como una enfermedad leve.
Uno de los grandes retos y lecciones aprendidas de la pandemia está relacionado con las fallas en la comunicación del riesgo. “El fortalecimiento de los sistemas de vigilancia epidemiológica y la difusión de información adecuada a través de canales confiables (redes sociales y páginas web oficiales) con mensajes claros y asertivos podrían contribuir a ganar mayor confianza del público en general y ayudar a la detección temprana de casos, deteniendo así las cadenas de transmisión y evitando nuevos brotes”, recomendaron.
Los profesionales de la salud pública, las comunidades y organizaciones de médicos, las autoridades sanitarias y los expertos científicos deben combatir la desinformación y la desinformación de forma proactiva, aconsejaron. “Se deben basar en mensajes claros, directos, culturalmente sensibles y libres de jerga científica innecesaria”, afirmaron.
América Latina tiene sus particularidades. Aún tiene “múltiples sindemias en desarrollo”, incluyendo enfermedades transmisibles, como la infección por VIH, la malaria, la tuberculosis, los hantavirus, las enfermedades como dengue, Zika, Chikunguña y fiebre amarilla, entre otras enfermedades endémicas. “Los grandes focos de pobreza aún presentes en la región forman parte de un contexto inevitable que influye en que la emergencia de enfermedades tenga un mayor impacto en América Latina en comparación con otros países de altos ingresos. Más recientemente, esta región también ha sido testigo del resurgimiento de algunas enfermedades prevenibles por vacunación, como la varicela”, comentaron.
Los expertos propusieron que los países de América Latina mejoren los programas de vacunación para recuperar una cobertura óptima para las enfermedades transmisibles en general. Que se capacite a los trabajadores de la salud sobre los muchos aspectos clínicos y epidemiológicos de la viruela símica. Consideran que se debe hacer vigilancia de las especies animales, que podrían ser susceptibles a adquirir la infección, y que se debe fomentar la investigación científica porque hay aspectos clínicos, virológicos e inmunológicos que aún tienen que ser estudiados, a pesar de que la viruela del mono fue descubierta en humanos en 1970.
En tanto, Susana Lloveras, otra de las coautoras del artículo publicado en The Lancet Regional Health y profesora de la Cátedra de Enfermedades Infecciosas de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires y del plantel del Hospital Muñiz, comentó a Infobae: “El mayor riesgo con respecto a la viruela símica radica en que las personas no consulten en forma precoz o que minimicen los síntomas. También hay que tener en cuenta que los síntomas pueden ser leves o inespecíficos y hacen que la persona no haga la consulta médica. Esas situaciones podrían hacer que se establezca una circulación viral local y otros escenarios de transmisión diferentes a los actuales, con compromiso de otros segmentos poblacionales”. Con respecto a la vacunación, la doctora Lloveras señaló que “primero habría que definir claramente la población objetivo a vacunar y en qué contexto y luego evaluar la posibilidad de aprobación local de las vacunas disponibles”.
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