En la madrugada de este lunes 25 de julio falleció el niño Everto Anane, de 10 años de edad, debido a una mordedura de serpiente “Rabo Amarillo” en el estado Zulia.
La serpiente mordió al niño el jueves 21 de julio cuando éste caminaba por su comunidad Yukpa Yukta, ubicada en la parte alta de la Sierra de Perijá.
El pequeño no recibió atención médica hasta el sábado 23 de julio cuando pudo llegar hasta el Ambulatorio de la Comunidad del Tukuko, centro de salud que no cuenta con sueros antiofídicos, situación que obliga el traslado del paciente hasta el Hospital de Machiques de Perijá, que tampoco tiene disponibilidad del tratamiento.
Después del traslado desde el ambulatorio del Tukuko hasta el Hospital de Machiques, comenzó “otro calvario” para el niño y su familia tras ser referido hasta la ciudad de Maracaibo para recibir las dosis de suero antiofídico por la mordedura de serpiente.
Familiares del niño Everto Anane dijeron que ese proceso se convertía en un “dolor de cabeza”, ya que desde Pdvsa se “normalizó” que las ambulancias deben pagar el 50% del combustible en dólares, y el resto a través de la Plataforma Patria.
Gracias al apoyo económico de varias personas, familiares del niño pudieron comprar el combustible este sábado 23 de julio y llevarle hasta el Hospital Chiquinquirá de Maracaibo, sin embargo no sobrevivió.
Mileydis Martínez, excacica del Tukuko, dijo que esta situación con las mordeduras de serpientes en la Sierra de Perijá ha sido denunciada por años, pero las autoridades de salud no les dan respuestas.
Aseguró que una de las personas que más luchó para conseguir el suero antiofídico fue Fray Nelson Sandoval, quien murió el 11 de junio como consecuencia de la COVID-19. Expresó que el fraile levantó su voz en más de una ocasión en señal de protesta ante la falta del medicamento en la Sierra de Perijá.
“Fray siempre recalcaba el tema del suero antiofídico. Cuando lo conseguía era administrado por él y muchas vidas se salvaron gracias a él”, indicó.
Martínez resaltó que el ambulatorio del Tukuko debe estar dotado de sueros antiofídicos porque las personas que reciben mordeduras de serpientes y viven “sierra adentro” demoran hasta ocho horas o un día para llegar hasta allí, “cuando lo hacen les trasladamos hacia el hospital, pero mueren porque el veneno ha destruido todo en ese tiempo”.
La excacica dijo que necesitan varios medicamentos e insumos en el ambulatorio del Tukuko, que atiende a una población de más de 13.000 personas.
En Venezuela no hay cifras oficiales actualizadas sobre muertes por mordeduras de serpientes, no obstante, en junio de 2020 la fundación científica iO publicó una nota informativa en la que calcula que cada año en el país mueren 60 personas por envenenamiento a causa de mordeduras de serpientes.
Con información de Radio Fe y alegría
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