Chile rechazó este domingo por aplastante mayoría un proyecto de Constitución que buscaba cambiar la redactada en 1980, cuando aún estaba en el poder el dictador Augusto Pinochet, y cuya necesidad de reforma fue respaldada en 2019 por el 80 por ciento de los ciudadanos.
Sin embargo, el texto redactado por la Convención Constituyente respaldada por el presidente Gabriel Boric generó profundas divisiones entre los chilenos, la mayoría de los cuales finalmente consideró que la nueva carta política no debía entrar a regir, lo que representa un duro golpe para el gobierno de izquierdas.
El nuevo texto incluía cambios fundamentales en materia de estado plurinacional, aborto, reducción del Congreso a una sola Cámara y reforma al sistema de seguridad social.
Pero el diseño de esos cambios, que fue impuesto por las mayorías de la Constituyente generó un fuerte debate, puesto que muchos sectores de Chile consideraron que violaba muchos de sus derechos fundamentales y que iba en contra del ejercicio de las libertades ciudadanas.
La contundente victoria del rechazo se explica, además, por el temor de una gran mayoría de que la propuesta constitucional anulara del todo a la oposición política, además de la falta de gradualidad en la implementación de las medidas que se proponían, explicó a la AFP el analista Marcello Mella, de la Universidad de Santiago.
«Como Presidente, recojo con humildad este mensaje y lo hago propio. Hay que escuchar la voz del pueblo», dijo Boric en un mensaje a la nación tras anunciarse el resultado de inesperada contundencia.
Boric advirtió, sin embargo, que la redacción de una nueva Carta Magna fue la salida a un «malestar (que) sigue latente» y que Chile no puede ignorar, en referencia al estallido social de 2019.
Y es que el «Rechazo» se impuso con 61,88 % de los votos frente al 38,1 % del «Apruebo», tras escrutarse más del 99 % de los sufragios, en una jornada con participación histórica de más de 13 millones de electores, de un total de 15,1 millones convocados a votar de forma obligatoria.
¿Por qué los chilenos rechazaron la nueva propuesta?
La contundencia de los resultados recuerda al plebiscito de octubre de 2020, convocado para encauzar la ola de protestas de 2019 y donde el 78,2 % de los chilenos decidió iniciar un proceso constituyente y redactar una nueva Constitución.
Pero dos años después, los chilenos no están conformes con el texto que fue redactado durante un año por una convención de ciudadanos elegidos solo para ese fin, con paridad de género y escaños reservados para indígenas.
«A pesar que las encuestas previas daban como ganador el ‘Rechazo’, la diferencia lograda es mayor a la esperada. Hay un dicho que se impone siempre en Chile: mejor el diablo conocido que uno a conocer», indicó a Efe Jeanne Simón, de la Universidad de Concepción.
«El triunfo del ‘Rechazo’ es la gran derrota de una ideología que pretendió imponerles a los chilenos la plurinacionalidad y muchos otros conceptos tan ajenos a nuestra idiosincrasia», aseguró por su parte a Efe Gonzalo Müller, de la Universidad del Desarrollo.
El exconstituyente Martín Arrau le dijo al diario chileno El Mercurio que el triunfo del Rechazo en el plebiscito de salida estuvo relacionado con varias propuestas polémicas del borrador de carta magna, que muchos sectores en Chile percibieron no como una ampliación de derechos para algunos históricamente excluidos, sino como una limitación desmedida de sus propias libertades.
Uno de los puntos más debatidos fue la propuesta de la nueva Constitución de ponerle fin al estado subsidiario, en el que los privados se encargan de cubrir los derechos fundamentales, para pasar a uno social de derecho en el que el Estado juega un papel mucho más activo en la economía y todos los ámbitos de la sociedad.
En materia política, el proyecto de carta magna proponía eliminar el Senado y establecer una Cámara de las Regiones, con lo que Chile pasaría a tener un sistema bicameral asimétrico. El tema generó fuerte debate por cuenta de sectores que lo vieron como un acto que favorecería la concentración de poder en una sola Cámara que hoy está en manos de la coalición de Gobierno.
Pero quizá el punto más polémico fue la definición de Chile como un estado plurinacional. El borrador redactado reconocía los derechos de los pueblos indígenas y la autonomía de la justicia indígena, pero sin definir claros límites sobre esos derechos en relación con el del resto de chilenos.
“¿Saben el total de veces que se consagra en concepto relativo a los pueblos de naciones indígenas en la propuesta de nueva Constitución? 112 veces. ¿Saben cuántas veces se nombra a Chile?, 39 veces (…). Lo que se está haciendo es construir una constitución sin corazón chileno, cuya base es el indigenismo”, dijo hace algunas semanas la política Katherine Montealegre, según publicó el diario El Mercurio.
Al respecto, Jorge Correa, exintegrante del Tribunal Constitucional chileno, le dijo a la BBC que al texto escrito por la Constituyente le hizo falta delimitar hasta dónde podría llegar la autonomía de la justicia indígena y de los pueblos originarios en Chile.
«En una cuestión tan importante como la igualdad ante la ley no habría costado nada haber establecido algunos límites», dijo.
El reconocimiento del derecho al aborto también incrementó el rechazo de varios sectores. Puntualmente, el texto estipulaba “el derecho a decidir de forma libre, autónoma e informada sobre el propio cuerpo, sobre el ejercicio de la sexualidad, la reproducción, el placer y la anticoncepción”. En una sociedad tan conservadora como la chilena, ese artículo generó un intenso debate.
Otros puntos como el derecho a la propiedad, el cambio en el sistema de salud o la eliminación de los derechos del agua también concentraron el debate durante estos meses, pues fueron interpretados como un intento de desconocer la propiedad privada legítimamente adquirida.
Y, por último, el desempeño de los integrantes de la convención que redactó el texto también fue clave para los sectores que lo rechazaron.
«Pesó mucho en los ciudadanos el proceso constituyente. Más que el resultado, el texto en sí mismo, lo que la gente venía evaluando mal desde varias semanas era la manera en que se había desarrollado este proceso», explicó a la AFP Marco Moreno, politólogo de la Universidad Central de Chile.
Según el académico, «los excesos, las posiciones en lógicas identitarias que trataban de imponérsela al resto de la sociedad y la propia conducta de muchos convencionales, terminaron de generar una visión negativa en las personas de que si el proceso había sido malo, en realidad el texto no podía ser algo distinto», apuntó.
Si quieres recibir en tu celular esta y otras informaciones descarga Telegram, ingresa al link https://t.me/albertorodnews y dale click a +Unirme.