El féretro de la reina Isabel II llegó este miércoles al Palacio de Westminster de Londres, donde permanecerá en capilla ardiente durante cuatro días para que los británicos puedan despedirse de su reina, que será inhumada el lunes en un funeral de Estado.
Ocho militares en uniforme de gala portaron el ataúd de la monarca, quien falleció el pasado jueves a los 96 años, hasta un catafalco púrpura situado en el interior del Westminster Hall, la parte más antigua del edificio que acoge el Parlamento británico.
El ataúd de la reina Isabel II salió por última vez del Palacio de Buckingham, transportado en un carruaje tirado por caballos y saludado con cañonazos, mientras que el del Big Ben dobló sus campanas cada 60 segundos, durate una hora, en una solemne procesión por las calles de Londres decoradas con banderas y repletas de gente que rindió tributo a su monarca.
El rey Carlos III, sus tres hermanos, la princesa Ana y los príncipes Andrés y Eduardo, así como sus hijos, William y Harry, desfilaron detrás del ataúd, decordo con rosas blancas, mientras que la corona de la Isabel II fue posada sobre una almohada de terciopelo morado.
La reina descansará durante cuatro días hasta su funeral el próxmo lunes, y se espera que el féretro se visitado por cientos de miles de personas.
La procesión militar desde el Palacio de Buckingham fue diseñada para subrayar las siete décadas de la reina como jefa de estado a medida que el duelo nacional se trasladaba a los grandes bulevares y lugares históricos de la capital del Reino Unido.
Miles de personas que habían esperado durante horas a las afueras del palacio y otros lugares a lo largo de las calles, levantaron sus teléfonos para capturar el momento, mientras que algunos dejaron salir sus lágrimas, mientras pasaba la procesión. Estallaron aplausos cuando el ataúd pasó por Horse Guards Parade.
El féretro estaba envuelto en el Estandarte Real y coronado con la Corona del Estado Imperial, con casi 3.000 diamantes incrustados, y un ramo de flores con pino de Balmoral Estate, donde Isabel murió el 8 de septiembre a la edad de 96 años.
Dos oficiales y 32 soldados del 1er Batallón de Guardias de Granaderos con uniformes rojos y gorros de piel de oso caminaban a ambos lados del carro de armas. La procesión de 38 minutos terminó en Westminster Hall, donde el arzobispo de Canterbury, Justin Welby, dirigió un servicio al que asistieron Carlos y otros miembros de la realeza.
“No se turbe vuestro corazón: creéis en Dios, creed también en mí. En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si no fuera así, os lo habría dicho”, leyó Welby del Libro de Juan.
Miles habían hecho cola a lo largo de las orillas del río Thames, esperando su turno para entrar al salón y presentar sus respetos.
Las multitudes son la última manifestación de la aflicción y el respeto a nivel nacional por la única monarca que la mayoría de los británicos han conocido después de sus 70 años en el trono.
Las tropas que participan en la procesión se han estado preparando desde que murió la reina. También lo han hecho los caballos de la Artillería Montada Real de Tropas del Rey.
El aeropuerto de Heathrow suspendió temporalmente los vuelos, para “garantizar el silencio en el centro de Londres mientras la procesión ceremonial se traslada desde el Palacio de Buckingham hasta el Salón de Westminster”.
Se espera que cientos de miles de personas visiten el Westminster Hall de 900 años de antigüedad, el edificio más viejo del Parlamento, durante cuatro días antes del funeral de Estado que se realizará el lunes.
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