El presidente Jair Bolsonaro y el exmandatario progresista Luiz Inácio Lula da Silva, máximo favorito, disputaron este sábado, en vísperas de las elecciones más polarizadas en la historia de Brasil, el voto de los habitantes de Sao Paulo, el mayor colegio electoral del país.
EFE
El líder socialista, a pie por calles céntricas, y el ultraderechista, de moto por calles periféricas, se exhibieron en el último día de la campaña ante los electores de Sao Paulo, estado que cuenta con 34,6 millones de los 156,5 millones de electores brasileños, casi la quinta parte del electorado.
Prohibidos de hacer proselitismo o campaña política debido al veto que rige desde el viernes, ambos saludaron a aliados y seguidores y se mostraron ante las cámaras con el objetivo de llamar la atención a un día de la histórica decisión.
El expresidente (2003-2010) intenta captar el «voto útil» que le permita obtener el domingo más de la mitad de los votos válidos, lo que le garantizaría la elección sin necesidad de segunda vuelta, mientras que el actual jefe de Estado busca reducir la actual diferencia y llegar al balotaje, previsto para el 30 de octubre.
Según las últimas encuestas, Lula tiene cerca del 50% de los votos útiles, por lo que su elección depende de que mantenga esa ventaja y de que la abstención no sea elevada, mientras que Bolsonaro cuenta con el 36%, por lo que necesita un último esfuerzo para impedir la victoria de su rival.
LULA RECORRIÓ LA AVENIDA PAULISTA ARROPADO POR SEGUIDORES
Lula recorrió la Avenida Paulista, principal vía del centro financiero de Sao Paulo, al lado de su compañero de fórmula, el centroderechista Geraldo Alckmin, y del candidato del Partido de los Trabajadores (PT) a la gobernación de Sao Paulo, el exministro de Educación Fernando Haddad.
Los dirigentes, que también caminaron por la famosa Rua Augusta, fueron seguidos por miles de militantes del PT vestidos de rojo y agitando banderas pese a una fuerte, pero fugaz lluvia que casi dispersa a la multitud antes de la llegada de Lula.
El ambiente era de alegría y total confianza en la elección en primera vuelta del presidente más carismático en la historia de Brasil.
«Creo que Lula será elegido en la primera vuelta. Este es muy animador. Miles de personas vinieron a una de las principales avenidas de Sao Paulo para expresar su apoyo a Lula y creo que vamos a tener una jornada victoriosa el domingo», dijo a Efe el exsenador Eduardo Suplicy, histórico líder del PT y que el domingo aspira a un escaño como diputado regional de Sao Paulo.
BOLSONARO CONFÍA EN SER REELEGIDO EN PRIMERA VUELTA
Pese a los números contrarios en los sondeos, Bolsonaro manifestó su confianza en obtener la mayoría absoluta en la primera vuelta y garantizar su reelección.
«Estoy viendo esto (multitudes) hace mucho tiempo. La aceptación es inigualable. Han sido muchas manifestaciones en todo Brasil, en carros y motos, de varios sectores de la sociedad. No hay forma de que obtengamos menos del 60 % de los votos. Espero que eso ocurra», afirmó el gobernante en breves declaraciones que concedió a periodistas antes de encabezar una caravana de motociclistas.
Bolsonaro llevó como su pasajero en la moto al exministro Tarcisio Gomes de Freitas, el candidato que apoya a la Gobernación de Sao Paulo y que, según los sondeos, se medirá en una muy apretada segunda vuelta a Haddad por el gobierno regional más importante de Brasil.
Los seguidores del líder ultraderechista de concentraron en la Plaza de Campo de Bagatelle, en la zona norte de Sao Paulo, y recorrieron varias calles periféricas de esa región antes de dirigirse al Parque de Ibirapuera, el mayor pulmón de la ciudad.
Una de las principales dudas en la víspera de las presidenciales es la posible reacción de Bolsonaro en caso de una derrota, ya que el presidente ha dicho que tan solo aceptará el resultado si las elecciones son «limpias y transparentes», algo que ha generado incertidumbre.
Desde que Lula aparece como favorito en los sondeos, el líder ultraderechista viene poniendo en duda la fiabilidad y seguridad del sistema de votación electrónico de Brasil, dando a entender que puede ser objeto de fraudes y alegando que las autoridades electorales tienen una preferencia por su rival.
La urna electrónica viene siendo usada por Brasil desde 1996, sin que hasta ahora se haya comprobado un fraude.
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