La región occidental de Xinjiang lidia con un rebrote de COVID-19 que las autoridades describieron este martes como la emergencia de salud pública “más difícil de controlar en la historia local”, recogieron en las últimas horas medios locales.
El vicegobernador de la región, Liu Xushe, explicó anoche en una rueda de prensa que Xinjiang nunca había registrado “un mayor número de contagios” ni una “propagación tan rápida”, informó anoche el portal de noticias Netease.
Según datos ofrecidos hoy por la Comisión de Sanidad de Xinjiang, existían este martes 354 casos asintomáticos activos y ninguno sintomático en la región, que cuenta con una superficie superior a la de Perú y con una población de unos 25 millones de habitantes.
Liu señaló que el rebrote de covid se remonta al pasado 30 de julio, fecha a partir de la cual la epidemia “se propagó por la región en un corto período de tiempo”.
El vicegobernador lamentó que, pese a que el Gobierno local “dirigió a las masas en la lucha” contra la pandemia, la “paralización y la relajación de algunas áreas” y su falta de “medidas de prevención” han provocado que la epidemia haya reflotado desde “mediados de septiembre”.
En las últimas semanas, algunas localidades de Xinjiang como Yili o la propia capital, Urumqi, han aplicado confinamientos totales o parciales en su término municipal para tratar de contener la expansión del virus, en línea con la política china de “cero COVID”.
La estrategia, en vigor desde 2020, consiste en el aislamiento de todos los infectados y sus contactos cercanos, un control estricto en las fronteras y campañas masivas de pruebas PCR, limitaciones a la movilidad y confinamientos selectivos o totales allá donde se detecta algún caso.
Asimismo, las fronteras chinas permanecen cerradas al turismo y todos aquellos que logran entrar en el país han de someterse a una estricta cuarentena de al menos siete días en un hotel sufragado por ellos mismos y asignado por las autoridades.
Pese a los diversos rebrotes registrados en los últimos meses, atribuidos a la variante ómicron y que han provocado cifras récord de contagios no vistas desde el inicio de la pandemia en la primera mitad de 2020, las autoridades sanitarias del gigante asiático reiteraron recientemente que la estrategia es “la más económica y científica” porque “detecta rápidamente nuevos contagios y contiene la propagación al menor costo y lo antes posible”.
Según las cuentas oficiales chinas, desde el inicio de la pandemia, se infectaron 251.620 personas en el país y fallecieron 5.226, aunque la cifra total de infectados excluye a los asintomáticos.
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