Después de una larga campaña y de dos vueltas electorales, Luiz Inácio Lula da Silva fue elegido este domingo presidente de Brasil y se prepara para encarar su tercer mandato —tras una primera experiencia entre 2003 y 2010— mientras toda América Latina se pregunta cómo impactará el resultado en el país más grande e importante de la región.
Lula da Silva había sido el candidato más votado en la primera vuelta del 8 de octubre, logrando el 48,2% de los votos contra el 43,2% de Jair Bolsonaro, actual presidente que buscaba la reelección. Ambos se volvieron a enfrentar este domingo en segunda vuelta, en la que Lula da Silva obtuvo un ajustado triunfo con el 50,9% de los votos, frente al 49,1% de Bolsonaro.
Después de una larga campaña y de dos vueltas electorales, Luiz Inácio Lula da Silva fue elegido este domingo presidente de Brasil y se prepara para encarar su tercer mandato —tras una primera experiencia entre 2003 y 2010— mientras toda América Latina se pregunta cómo impactará el resultado en el país más grande e importante de la región.
Lula da Silva había sido el candidato más votado en la primera vuelta del 8 de octubre, logrando el 48,2% de los votos contra el 43,2% de Jair Bolsonaro, actual presidente que buscaba la reelección. Ambos se volvieron a enfrentar este domingo en segunda vuelta, en la que Lula da Silva obtuvo un ajustado triunfo con el 50,9% de los votos, frente al 49,1% de Bolsonaro.
Lula da Silva, ex líder sindical y referente del Partido de los Trabajadores (PT), es un ícono de la izquierda y el progresismo en toda la región, y reemplazará precisamente a Bolsonaro, un ex militar y lídera ultraderechista del Partido Liberal. Esto significa un giro notable en un Brasil que, al juzgar por el resultado electoral, está profundamente dividido, y en el que el PT aún sigue dañado por varios casos de corrupción en los últimos años, que llevaron a Lula da Silva a ser condenado a prisión —el presidente electo niega haber cometido delitos— y luego liberado tras anularse la condena por defectos procesales —la justicia ordenó que los juicios reiniciaran—.
Esta nueva izquierda en América Latina, representada también por Gustavo Petro en Colombia y Gabriel Boric en Chile, entre otros elegidos recientemente, es, sin embargo, distinta a aquella primera ola de líderes progresistas a comienzos de los 2000 —a veces caracterizada como parte de una «Socialismo del siglo XXI»— y de la que Lula da Silva formó parte.
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