El Ministerio de Defensa británico señaló que los últimos informes de Inteligencia de su país apuntan a que Rusia está enfrentando serias dificultades para entrenar a los soldados reclutados en la última movilización parcial y el reclutamiento anual de otoño.
Según ha recogido en la cuenta oficial de Twitter, las Fuerzas Armadas rusas ya estaban en una situación límite antes de estos últimos reclutamientos proporcionando entrenamiento a los 300.000 efectivos de la movilización parcial anunciada a mediados de septiembre.
La Inteligencia británica estima que estos serios problemas se verán agravados en los próximos días por el reclutamiento otoñal que ha dado comienzo el 1 de noviembre con el que esperan reunir unos 12.000 efectivos adicionales.
Por ello, apuntan que es probable que los soldados reclutados recientemente vayan al campo de batalla con un entrenamiento mínimo o nulo. Ya que al gran volumen de nuevas incorporaciones se le suma el hecho de que muchos oficiales y entrenadores experimentados han muerto en el conflicto al ser destinados a Ucrania.
Además, han trasladado que las tropas rusas están llevando a cabo entrenamientos en Bielorrusia por la falta de personal de entrenamiento, munición e instalaciones en Rusia. El Ministerio concluye al final de la evaluación que el despliegue de fuerzas con poco entrenamiento proporciona poca capacidad adicional de combate ofensivo, por lo que Rusia se encontraría debilitada.
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Entrenamiento más que breve
A mediados de octubre, tres corresponsales militares rusos, aunque conocidos por su apoyo a la ofensiva en Ucrania, publicaron la historia de los movilizados de la 27ª brigada motorizada.
Estos hombres, movilizados en su mayoría en la región de Moscú, “entrenaron solo dos veces entre el 23 de septiembre y el 3 de octubre” antes de ser enviados al frente, donde sufrieron graves pérdidas, según Anastasia Kashevarova, una de las periodistas.
Desplegados en la región de Lugansk (este de Ucrania), anexada en septiembre por Moscú, “se encontraron bajo el fuego cruzado de su propia artillería y la de los enemigos”, según la corresponsal.
Esta información fue confirmada anónimamente a la AFP por una allegada de uno de los movilizados que sobrevivieron.
De hecho, el Kremlin tuvo que admitir que se produjeron “errores” durante la movilización, con casos de reclutas que padecen enfermedades graves, superan la edad reglamentaria o son padres de niños pequeños.
Casi 10.000 personas movilizadas por error fueron devueltas a sus hogares, según el jefe del comité de la cámara baja del Parlamento para la Defensa, Andrei Kartapolov.
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Caos
Familiares de reservistas rusos llamados a luchar en Ucrania, enviados al frente sin un entrenamiento adecuado y obligados a comprar su propio equipo, denunciaron el “caos” de la movilización decretada por el Kremlin.
“Nos vimos obligados a comprar los uniformes, equipos y medicamentos. El entrenamiento fue un caos completo, todo estaba muy mal organizado”, dijo a la AFP Tatiana, cuyo sobrino fue movilizado a principios de octubre en Krasnogorsk, al noroeste de Moscú. “Parecería que la decisión de movilizar se tomó de repente y que nadie estaba listo”, añade la mujer, que prefiere callar su apellido por miedo a represalias, en un país donde los que critican al ejército corren el riesgo de ir a la cárcel.
Anna, una mujer de Ivanteyevka, al noreste de Moscú, sigue sorprendida por la movilización de su yerno. Ambos tienen familia en Ucrania. “Nuestros seres queridos están bajo las bombas en Dnipro y él tendrá que ir a matar gente en nuestro país natal”, afirma, al borde de las lágrimas.
“Está en contra de la guerra. Pero no tiene opción: es el frente o la cárcel”, añade.
Poco antes de la movilización, los diputados rusos endurecieron los castigos. Los movilizados que se nieguen a ir a combatir se enfrentan a una pena de hasta diez años de cárcel.
Según Anna, su yerno gastó casi 100.000 rublos (unos 1.600 dólares) -es decir, siete veces el salario mínimo ruso- en chalecos antibalas, uniformes, ropa de abrigo, botas y otros equipos.
En las redes sociales, cunden las peticiones de donaciones para ayudar a que los llamados a la movilización puedan comprar estos equipos, que en teoría deben ser proporcionados por el ejército.
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