Las personas con COVID pueden tener secuelas en los pulmones. Así lo evidenció una investigación dirigida por científicos del Imperial College en el Reino Unido, los cuales estimaron que el 11% de los pacientes hospitalizados por esta enfermedad pueden desarrollar cicatrices pulmonares tras recuperarse de la patología.
El trabajo se hizo con 209 pacientes que habían sido dados de alta tras la hospitalización por el COVID. Los expertos calcularon el porcentaje de participantes que presentaba un tipo de daño pulmonar fibrótico, el cual se caracteriza por la cicatrización pulmonar y requiere un seguimiento continuo. El análisis provisional del estudio Enfermedad Pulmonar Intersticial Reino Unido (UKILD) Post COVID se publicó en la revista American Journal of Respiratory and Critical Care Medicine.
Según los Institutos Nacionales de la Salud de los Estados Unidos (NIH, por sus siglas en inglés), “la fibrosis pulmonar es una afección en donde el tejido profundo de sus pulmones se va cicatrizando. Esto hace que el tejido se vuelva grueso y duro. Esto dificulta recuperar el aliento y es posible que la sangre no reciba suficiente oxígeno”.
“Con la pandemia por el coronavirus, las personas han tenido inflamación en el organismo y han desarrollado fibrosis en el pulmón como secuela”, comentó a Infobae la médica Laura Pulido, de la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria. Esos pacientes tienen generalmente dificultad para respirar o disnea con más frecuencia. También pueden tener tos seca como síntoma, aclaró.
“Este nuevo estudio realizado en el Reino Unido pone la atención en la secuela de fibrosis tras el COVID, que debe tener un seguimiento médico y rehabilitación respiratoria. Generalmente el cuadro no progresa, pero sí necesita de tratamiento para los síntomas. Hay medicamentos en evaluación en ensayos clínicos”, agregó la experta.
La investigación estuvo a cargo del consorcio UKILD en colaboración con el consorcio PHOSP-COVID. Y ofrece la mayor evaluación de la prevalencia de patrones pulmonares anormales en pacientes hospitalizados por COVID-19 realizada hasta el momento.
“Los síntomas a largo plazo del COVID han sido ampliamente descritos y pueden tener un grave impacto en la calidad de vida, caracterizándose frecuentemente por falta de aire crónica. Los estudios post mortem en pacientes con COVID han puesto de manifiesto alteraciones parenquimatosas difusas, incluyendo daño alveolar, exudación y desarrollo de fibrosis pulmonar, que pueden explicar los síntomas respiratorios crónicos en los supervivientes”, escribieron los científicos del Reino Unido.
Varios estudios han identificado similitudes entre la COVID-19 grave y la fibrosis pulmonar idiopática, una enfermedad pulmonar intersticial arquetípica. Las lesiones por la infección viral pueden promover la fibrosis pulmonar. Se ha demostrado que la infección viral crónica está asociada al desarrollo de fibrosis pulmonar idiopática. En consecuencia, los supervivientes de COVID-19 pueden desarrollar anomalías compatibles con la enfermedad pulmonar intersticial.
El equipo del estudio aplicó las características de los 209 participantes en el estudio, que se sometieron a una tomografía de tórax, a una cohorte más amplia posterior a la hospitalización de casi 3.500 personas sin esa técnica de diagnóstico para estratificar el riesgo de anomalías pulmonares residuales.
El doctor Iain Stewart, autor principal e investigador avanzado en el Centro Margaret Turner Warwick de Enfermedades Pulmonares Fibrosantes del Imperial, afirmó: “Calculamos que hasta el 11% de los pacientes hospitalizados por COVID-19 presentaban patrones fibróticos tras recuperarse de la enfermedad aguda. Aunque muchas personas experimentan disnea prolongada, la principal implicancia de estos hallazgos es que un número sustancial de personas dadas de alta tras una hospitalización por COVID-19 también pueden presentar anomalías fibróticas en sus pulmones”
El equipo del estudio subrayó que los resultados deberían ayudar a concentrar los esfuerzos para seguir de cerca a los pacientes de riesgo. Este seguimiento debería incluir la repetición de imágenes radiológicas y pruebas de función pulmonar.
“Para algunas personas, estos patrones fibróticos pueden ser estables o resolverse con el tiempo, mientras que para otras pueden conducir a una progresión de la fibrosis pulmonar a más largo plazo, peor calidad de vida y menor esperanza de vida. La detección precoz de la progresión es esencial para mejorar los resultados”, añadió el doctor Stewart.
El estudio se llevó a cabo en colaboración con el estudio PHOSP (post hospitalización)-COVID, formado por investigadores y clínicos de todo el Reino Unido, para observar cómo se recuperaban posteriormente los distintos pacientes que fueron hospitalizados con COVID-19.
Los investigadores identificaron a los pacientes con tomografía de tórax a partir de la base de datos PHOSP-COVID. El estudio excluyó a los pacientes de PHOSP-COVID que tenían enfermedad pulmonar intersticial antes del ingreso hospitalario por COVID.
El profesor Gisli Jenkins, autor del estudio y titular de la cátedra Margaret Turner Warwick de Medicina Torácica, afirmó: “Este trabajo representa un enorme esfuerzo de recopilación de datos posteriores al alta hospitalaria de miles de pacientes con COVID por parte de equipos clínicos de todo el país, y refleja un sólido enfoque de colaboración entre los investigadores del estudio PHOSP y el consorcio UKILD. Estamos enormemente agradecidos a todos los pacientes y socios implicados, incluida la financiación del UKRI”.
La siguiente fase del estudio es un análisis primario, que se realizará a los 12 meses. En ese momento, el equipo del estudio también utilizará registros sanitarios electrónicos vinculados de ingresos hospitalarios y datos de mortalidad para apoyar los análisis. Los resultados finales se esperan para principios de 2023.
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