Agencias de Naciones Unidas lanzaron este miércoles un plan de respuesta a las necesidades humanitarias de Ucrania a causa de la invasión rusa, mediante el que solicitan a la comunidad internacional 5.600 millones de dólares con el fin de asistir en 2023 a 15,3 millones de ucranianos.
El plan fue presentado en rueda de prensa en Ginebra por el alto comisionado de la ONU para los refugiados, Filippo Grandi, y por el jefe de coordinación humanitaria de Naciones Unidas, Martin Griffiths, quienes subrayaron las crecientes necesidades que vive el país europeo.
Del monto total, 3.900 millones de dólares serán gestionados por la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios que dirige Griffiths, y los 1.700 millones restantes irán a parar a la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR), que con ellos espera atender a 4,2 millones de ucranianos que han huido a otros países europeos.
Naciones Unidas calcula que la población en Ucrania ha descendido de 43,3 a 35,6 millones de personas a causa de la guerra, y que dentro y fuera del país unos 21,8 millones de ucranianos necesitan ayuda humanitaria, por lo que el plan de respuesta busca asistir a al menos a dos tercios de este colectivo.
Entre ellos hay un 15 % de personas con discapacidades y un 56 % de mujeres y niñas, según las dos agencias de la ONU.
De los 1.700 millones de dólares reclamados por ACNUR, 709 millones se dirigirían a programas de ayuda a los refugiados en Polonia, 427 millones a Moldavia, 153 millones a Rumanía y 80 millones tanto a República Checa como a Eslovaquia, países todos ellos que acogen importantes comunidades de ucranianos.
La actual guerra de Ucrania, analizan las agencias de la ONU en el plan de respuesta, se ha caracterizado por una sistemática destrucción de infraestructura civil que ha contribuido a los desplazamientos forzados y el aumento de la urgencia humanitaria.
Estos ataques arreciaron desde octubre de 2022, cuando comenzaron a intensificarse los dirigidos contra infraestructuras, «a menudo alrededor de zonas urbanas, afectando a servicios públicos tales como electricidad, agua, sanidad, educación y protección social».
Según datos del Gobierno ucraniano, durante la guerra han sido bombardeadas 2.917 instalaciones educativas, destruyendo casi 600 de ellas, y hubo al menos 745 ataques a centros sanitarios.
EFE
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